A principios del presente mes un servidor se planteó, con fines periodísticos, un reto de lo más interesante: irme de vacaciones en un coche eléctrico. Concretamente a París, viajando desde el norte de España, y con la idea de visitar algunas ciudades de la costa de Francia por el camino. El coche elegido fue un Volkswagen ID.5 en versión GTX, con sus 490 km de autonomía WLTP. El objetivo del viaje era comprobar cómo se hace un viaje largo en coche eléctrico. En ese viaje aprendí varias lecciones que ahora quiero compartir con vosotros.
1) El número de cargadores no es un problema
Uno de los escollos a la implantación del coche eléctrico solía ser el número de cargadores existentes en nuestra geografía. Aunque vamos por detrás de países vecinos como Francia o Portugal, a día de hoy la presencia de cargadores es abundante, tanto en nuestro país como en la tierra de Robespierre. Es muy difícil quedarse tirado por no tener cargadores cerca. Eso sí, la presencia de cargadores rápidos (de más de 50 kW de potencia) debería aumentar de forma considerable en toda Europa, además de la vital expansión de la red de carga ultra-rápida.
2) El coche eléctrico es cómodo y refinado
Volkswagen ID.5
El Volkswagen ID.5 elegido para el viaje ha sido un excelente compañero. Es un coche muy cómodo, con una suspensión orientada al confort – sí, incluso en la versión GTX elegida – y además es muy silencioso. En los coches eléctricos la mecánica no emite ruido y el aislamiento es grande para minimizar el sonido de la rodadura. Viajar en un coche eléctrico largas distancias no pasa más factura física que viajar en un coche convencional. De hecho, en la mayor parte de coches eléctricos, pasa bastante menos factura.
3) La autonomía real está muy condicionada por el tipo de carretera, y sufre mucho en autopista
La autonomía media homologada por los coches eléctricos es muy superior a la autonomía real. Y es especialmente patente cuando viajamos por vías rápidas: el coche no puede recuperar energía y es donde más aumenta el consumo – en un coche de combustión interna ocurre al revés. Es habitual que un eléctrico tenga una autonomía un 30 o un 40% inferior a la media homologada si solo circulamos a velocidad sostenida en autovías y autopistas. El ID.5 GTX homologa 490 km de autonomía media, su realidad en autopista son 350 km en el mejor de los casos.
4) La carga rápida del coche es vital en ruta
Si queremos cubrir grandes distancias por carretera y autopista en un mismo día, recurrir a la carga rápida o ultra-rápida es imprescindible para que nuestro viaje no se alargue en exceso. Con todo, incluso usando cargadores ultra-rápidos, llenar la batería del Volkswagen ID.5 GTX demoraba cerca de una hora. Estas paradas se pueden hacer pesadas si no las hacemos coincidir con una comida o una visita, y al cabo de un día pueden alargar en varias horas el trayecto. Viajar en coche eléctrico no es apto para los más impacientes o «cagaprisas».
5) La recarga del coche condiciona la planificación de la ruta
Si tu objetivo es hacer una buena kilometrada en el mismo día, es imperativo planificar el viaje teniendo en cuenta la carga del coche. A la hora de planificar no solo debemos ser conservadores con la autonomía estimada del coche – algo que el tiempo nos dará – si no también priorizar la presencia de cargadores rápidos en la ruta, con el objetivo de hacerlos coincidir con paradas para comer o alguna visita. Por desgracia, no tendremos la misma libertad o margen para improvisar al que estamos acostumbrados en un coche de combustión interna.
6) Existe una gran brecha tecnológica
Este es quizá uno de los puntos más conflictivos del estado actual del coche eléctrico. Prácticamente todas las redes de recarga de coches eléctricos exigen el uso de una app para smartphone – con su registro, códigos QR y validaciones – y un cierto conocimiento tecnológico. Existe una barrera de acceso importante al coche eléctrico si no tenemos ciertas competencias – pensad en una persona de 60 o 70 años. Además, encontrar un punto de carga implica a día de hoy usar diferentes aplicaciones y servicios web, sin apenas anuncios físicos de su presencia.
7) Viajar en eléctrico es diferente (pero no más barato) que viajar en un coche convencional
A día de hoy, viajar en coche eléctrico supone viajar como lo hacía la generación de nuestros padres. Implica viajar de forma más pausada, haciendo más paradas y planificando el viaje de forma más detallada. Si necesitamos cubrir grandes distancias en poco tiempo y minimizar el tiempo de viaje, un coche diésel sigue siendo imbatible. El coche eléctrico es mucho más barato si lo cargamos en casa con una buena tarifa, pero si solo recurrimos a cargas rápidas – en ruta es norma – el coste por kilómetro es comparable al de un coche diesel de consumo medio.
7+1) Falta civismo y simplificar las recargas
La expansión del coche eléctrico es ya palpable en Europa y en Francia es muy habitual ver coches eléctricos en circulación, tanto por las calles de las ciudades y pueblos, como en estaciones de carga, repletas de turistas de todo el continente. En España, no obstante, aun se perciben ciertas faltas de civismo, incluso por parte de conductores de coches eléctricos: un incidente del viaje fue la presencia de un coche ya cargados ocupando un cargador durante más tiempo de lo debido – algo que solo una penalización económica puede arreglar.
Otro de los grandes problemas a solucionar es la complejidad existente en la carga del coche. Simplificar este proceso es clave, un proceso que debería ser tan sencillo como repostar combustible en un coche térmico – un TPV en cada cargador, y por favor, menos aplicaciones. Estas aplicaciones están en ocasiones mal diseñadas y provocan problemas informáticos que terminan por impedir la recarga. El coche eléctrico va por el buen camino y ha evolucionado mucho y rápido, pero aun tiene mucho camino por recorrer.