En los últimos días conocíamos una de esas noticias que, cuanto menos, resulta sorprendente. Ya os hemos hablado de cómo la DGT introducirá límites a 30 km/h en ciudad y de cómo esta medida, a priori sorprendente, no lo es tanto si tenemos en cuenta el tipo de calles en el que se limitará la velocidad a 30 km/h, calles de un único carril y, por lo tanto, un único sentido de la marcha. La historia que os traemos estos días es muy parecida, por eso merece la pena que hablemos sobre la verdad tras el primer límite de velocidad a 10 km/h en España.
El primer límite de velocidad a 10 km/h
10 km/h es una velocidad extraordinariamente baja para un vehículo de motor. Una velocidad que un corredor o un ciclista puede superar, con relativa facilidad, y que incluso resulta difícil no rebasar en un automóvil.
Pontevedra estrenaba en octubre sus límites de velocidad a 10 km/h, en una iniciativa que se inscribe en un objetivo muy concreto, mejorar la seguridad en algunas de sus calles y primar el confort del peatón, en áreas en las que conviven peatones y automóviles. Las calles limitadas a 10 km/h están situadas en una zona muy concreta, en el casco histórico de la ciudad, y hasta ahora gozaban de límites de velocidad de 20 km/h.
En el caso de Pontevedra, los límites de velocidad de 10 km/h únicamente se han aplicado en calles de plataforma única, sin aceras, en vías en las que conviven peatones y automóviles. Según el ayuntamiento, su objetivo pasa «no solo por aumentar la seguridad en la calle, sino también la sensación de seguridad».
En realidad estamos ante una medida que, sin duda, va dirigida a mejorar la seguridad del peatón. Y una solución que también se ha tomado para evitar medidas más drásticas, como podría ser la de peatonalizar las calles. De hecho, lo habitual en cascos históricos como el de Pontevedra es precisamente eso, optar por la vía de la peatonalización o restringir el tráfico a residentes, para facilitar el acceso a sus garajes.