El precio de los combustibles se mantiene estable desde hace unos meses, al menos hasta que llegue el «impuestazo» al gasóleo en 2025. Esta equiparación de la fiscalidad de gasóleo y gasolina elevará en unos 10 céntimos el precio de cada litro, encareciendo el uso de muchos vehículos, muchos de ellos de uso profesional o industrial. Si ya estás sufriendo por el incremento de precio, es porque no conoces el gasóleo de NIST: un litro te costará más de 5.000 euros, y no, no es un combustible especialmente sostenible ni sintético.
Casi 300.000 euros para llenar el depósito
El gasóleo de NIST es gasóleo estándar. Hago hincapié en la parte de estándar. NIST es el acrónimo de National Institute of Standards and Technology. Esta agencia gubernamental estadounidense te venderá una botella de 100 mililitros de SRM-2723b por 530 dólares (505,35 euros a la hora de escribir este artículo). Es decir, un litro te costará 5.050 euros. Llenar un depósito de coche de 55 litros te costaría 277.942 euros. Con un consumo de 6,0 l/100 km, recorrer 100 km con este gasóleo te costará mas de 30.000 euros.
¿Qué clase de disparate es este? ¿De qué está hecho ese gasóleo? La clave está en la denominación SRM-2723b. Esto es un «material estándar de referencia», y ese material es en concreto el sulfuro existente en el gasóleo. Una concentración de 10 mg/kg para ser más concretos. Esta concentración es absolutamente exacta, al igual que los 100 ml de gasóleo donde va contenido, y lo demuestra el certificado que acompaña al recipiente. Como seguro que imaginas, el uso de este gasóleo no es el habitual.
El NIST es un organismo gubernamental que produce materiales de referencia, que van desde el sulfuro del gasóleo o la mantequilla de cacahuete, pasando por cigarrillos, e incluso orina humana. Como lo oyes. Estos materiales de referencia se producen con precisión y una adhesión férrea a los estándares normativos existentes en la industria. Su uso es variado, desde la calibración de maquinaria de análisis, a pruebas físicas o químicas, pasando por homologaciones, certificaciones e incluso pruebas forenses.
En el caso del gasóleo, sin ir más lejos, podría emplearse para calibrar la maquinaria con la que se homologa el consumo de un vehículo, por ejemplo. También podría emplearse en ensayos de diseño para tobera de un inyector o el espaciado de las celdas de un filtro de partículas.
Fuente: The Autopian