El Huawei P30 ha sido recientemente presentado, con pompa y circunstancia. Además de mejoras en conectividad, cámaras y demás especificaciones de hardware, uno de los aspectos más publicitados de estos nuevos smartphones han sido su capacidad para desdoblarse como llaves de coche. Estos Huawei podrán funcionar como llaves para los Audi equipados con el sistema Connect Key, así como para algunos BMW. Sólo tendrás que acercar el teléfono al tirador de la puerta, y el coche se desbloqueará. Qué buena idea, ¿verdad? Personalmente no estoy de acuerdo, y estos son los motivos por los que creo que no es una buena idea usar un smartphone como llave del coche.
Antes de nada, no es la primera vez que un smartphone se puede usar para abrir un coche. Apple cuenta con un estándar NFC que permite a los fabricantes de coches usar un iPhone para abrir y arrancar el coche, y fabricantes como Mercedes o grupos como General Motors cuentan con apps y servicios – Mercedes me y OnStar, concretamente – que nos permiten sustituir las llaves del coche por un simple móvil. Sobre el papel, la idea parece excelente. En el caso de los Huawei P30, todo lo que necesitamos es acercar el móvil al tirador de la puerta, y tras dejarlo en el cargador inalámbrico, arrancar el coche para conducir hacia nuestro destino.
El problema de estos sistemas es que van en contra de uno de los principios universales de la ingeniería, el principio «KISS». Este acrónimo quiere decir «keep it short and simple», o también «keep it stupid simple». El término está atribuido a Kelly Johnson, un ingeniero aeronáutico de Lockheed-Martin – creador de aviones como los SR-71 Blackbird o Lockheed U-2. Este principio afirma que cualquier tipo de sistema funciona mejor cuanto más sencillo sea. La simplicidad debería ser un objetivo clave en el desarrollo y diseño de cualquier producto. Y estos smartphones convertidos en llaves de coche no lo son.
Si eres el propietario de un coche, existen grandes posibilidades de que tengas una llave con mando a distancia. Tocas un botón, desbloqueas las puertas, y arrancas el coche con la llave. Es un sistema absurdamente simple y efectivo, un sistema que realmente no necesitaba mayores refinamientos. De unos años a esta parte, los propios mandos a distancia del coche emiten una señal de radiofrecuencia codificada, que es detectada por el coche, cuyas puertas se abren con solo «sentir» la presencia del mando en sus inmediaciones. Es el mismo principio de funcionamiento de los arranques por botón.
Es cierto, son sistemas cómodos, pero comienzan a incurrir en problemas prácticos. Porque su técnica tiene limitaciones. En presencia de inhibidores de radio frecuencia – por ejemplo, cerca de edificios oficiales – pueden funcionar de forma errática, y en casos extremos, impedir incluso que arranquemos el coche. Pero una de sus mayores debilidades es lo sencillo que resulta robar un coche equipado con este sistema: en cuestión de segundos – 20 segundos, concretamente – se copia la radiofrecuencia del mando a distancia, y los malos acceden al coche sin necesidad de forzarlo, arrancándolo cómodamente mediante un botón que emplea la misma tecnología.
Es el turno de los smartphones. Confiar exclusivamente en nuestro teléfono para operar una máquina tan importante como un coche no parece una gran idea. Los smartphones van con nosotros a todas partes y los mantenemos cargados de forma constante y consistente, pero no son infalibles. Quedarse sin batería – algo poco común, pero que puede ocurrir de forma accidental – nos impediría acceder al coche, a no ser que tuviéramos otra llave física. Lo mismo ocurriría si tenemos la mala suerte de perder nuestro teléfono, sumergirlo en un bol de sopa, o que nos lo roben. Estos tres escenarios son plausibles durante la vida de un smartphone.
Nunca he perdido un smartphone o me lo han robado. Me considero una persona cuidadosa, pero conozco decenas de casos de pérdidas, robos y roturas. Mis dos últimos smartphones terminaron su vida a causa de un fallo en su placa base en condiciones de uso corrientes: un buen día, simplemente dejaron de funcionar. Piensa ahora en los problemas y quebraderos de cabeza que podría causarte no poder acceder a tu coche, además de quedarte incomunicado. La tecnología a veces nos facilita la vida, pero no necesitamos que todos los elementos de nuestra vida estén conectados a internet y funcionen integrados con nuestro smartphone.
A riesgo de sonar como un ludita, a los hechos me remito. Este vídeo nos enseña el funcionamiento del sistema Intelligent Car Key de Huawei.
Y este otro nos enseña el mismo producto, fracasando minutos después de ser presentado.
Aunque una llave de toda la vida no sea infalible ni el óptimo de la comodidad, es simple hasta el extremo y solo cumple la función para la que fue diseñada. Keep it sweet and simple.