Los últimos meses han sido realmente complicados para Tesla. El pasado mes de octubre, con la presentación de los resultados del tercer trimestre de 2018, Tesla estaba de celebración. El fabricante de automóviles eléctricos conseguía registrar beneficios, una situación inusual para Tesla, cuyas pérdidas trimestrales ya estaban superando el medio millón de euros. Tesla quemaba dinero a un ritmo frenético, el inicio de la producción del Tesla Model 3 presentó más problemas de los esperados, y los retrasos continuos para alcanzar el objetivo de alcanzar la cadencia esperada en las líneas, de al menos 5.000 unidades del Model 3 a la semana, hacían que Tesla caminara al borde del precipicio.
Los problemas del fabricante de automóviles eléctricos Tesla
No es fácil que un fabricante reconozca una situación así. Tampoco para una marca atípica, como Tesla, que no solo se ha diferenciado por apostar por una gama compuesta íntegramente por coches eléctricos, sino también por prácticas empresariales, y de comunicación, que prácticamente nada tienen que ver con las de otras marcas.
Elon Musk se sinceraba en una entrevista reciente, que puedes ver más abajo, en el vídeo que acompaña esta entrada, y reconocía que Tesla estuvo a unas semanas de morir. De no haber alcanzado los 5.000 coches eléctricos producidos en las líneas de producción del Tesla Model 3 antes del cierre de este año, es probable que Tesla hubiera tenido que afrontar una situación crítica y tal vez irreparable. Pero, por suerte, hubo final feliz.
Tesla ya produce más de 5.000 unidades a la semana del Model 3. Las reservas acumuladas, y el aluvión de entregas que ya se está produciendo, consiguieron que el Tesla Model 3 fuera el quinto modelo más vendido en Estados Unidos en el tercer trimestre, un hito espectacular para un coche eléctrico como este. En ese mismo trimestre, el Tesla Model S y el Tesla Model X coparon 27.710 unidades entregadas en todo el mundo, lejos, obviamente, de las 56.065 unidades que se anotó el Model 3.
Los días más duros para Tesla… y para Elon Musk
Entrando más en el terreno personal, Elon Musk llega a reconocer que durante los últimos meses tuvo que afrontar jornadas frenéticas de trabajo, con muy pocas horas de sueño, e incluso durmiendo en la propia fábrica, supervisando cada línea, desde la sección de pintura y ensamblado, a la de estampación, y tratando de resolver los múltiples problemas que estaban lastrando la producción. El propio Elon reconoce que nadie debería dedicar tiempo al trabajo y que eso pudo pasarle factura, tanto física, como mentalmente.
Tanto Elon Musk como Tesla, sus inversores, y sus trabajadores, ya pueden respirar tranquilos. Ahora bien, Tesla aún tiene mucho trabajo por delante y planes tan ambiciosos como lanzar un camión eléctrico, el nuevo Tesla Roadster, un crossover eléctrico más pequeño denominado Tesla Model Y, y expandir su red de producción de coches, con una nueva fábrica en China, y previsiblemente otra más en Europa.