Las restricciones al tráfico rodado se han ido haciendo poco a poco un hueco en las grandes ciudades, principales focos de contaminación atmosférica. Y es que en ciudades como Madrid, con atascos constantes y cada vez mayor número de vehículos circulando por sus carreteras, el fomento de un uso responsable del vehículo privado se ha convertido en una prioridad, prioridad que ya se está cobrando sus «víctimas» en forma de cientos de miles de sanciones…mensuales.
Madrid Central nació hace ya más de dos años con el propósito de convertirse en una de las zonas de baja contaminación más ambiciosas de España. Desde luego, lo consiguió: es el APR (Área de Prioridad Residencial) más grande del país, y hasta hace apenas un par de semanas ha sido también la ZBE (Zona de Bajas Emisiones) más grande de España, puesto que ahora ocupa la ZBE de Barcelona.
Como casi siempre cuando se trata de implantar éste tipo de medidas, su aplicación ha sido progresiva: durante muchos meses simple información para pasar posteriormente a cartas informativas en caso de accesos no permitidos, terminando, ya desde el pasado mes de marzo de 2019, por sanciones pecuniarias a los infractores.
Las multas de Madrid Central se han multiplicado por 20
No fue hasta el 16 de marzo de 2019 cuando el ayuntamiento de la capital comenzó a imponer sanciones a los infractores (recordemos que son los vehículos sin etiqueta ambiental que acceden a Madrid Central o vehículos con etiqueta B y C que acceden a Madrid Central pero no aparcan en un parking privado), siendo abril el primer mes completo con sanciones económicas. En el cuarto mes de 2019 se impusieron un total de 7.358 sanciones por accesos indebidos a Madrid Central.
El dato más relevante lo encontramos en la progresión del número de multas, siendo la cifra de octubre de 2019 -apenas 6 meses después del inicio de las sanciones- verdaderamente sorprendente: nada más y nada menos que 120.305 multas por accesos indebidos a Madrid Central. Los vehículos que más sanciones han recibido desde la entrada en funcionamiento de Madrid Central han sido aquellos con etiqueta C, mientras que los que menos han sido sancionados han sido, curiosamente, los más contaminantes: aquellos sin ningún calificativo ambiental.