El Volvo V70 de primera generación fue realmente un lavado de cara de los Volvo 850, y fue un coche de transición a los Volvo V70 del siglo XXI. Más allá de las versiones R y las versiones turbo de cinco cilindros, no eran coches tremendamente especiales ni carismáticos. A día de hoy, las unidades que quedan en servicio suelen tener muchísimos kilómetros en su haber y no todas están en un estado precisamente fantástico. Es el caso de esta unidad, a la venta por 20 millones de dólares. Un precio que como seguramente sospecharéis… tiene truco.
La historia comienza a finales de los años 70. Fue entonces cuando el estado de Nueva York (EE.UU.) permitió la adopción de matrículas personalizadas en coches, motos y otros vehículos. La idea era muy simple: pagando una tasa, tener la posibilidad de elegir qué letras tener en nuestra matrícula. Algunos propietarios ponen su nombre, otros hacen juegos de palabras, otros buscan el límite de lo soez antes de ser «interceptados»… Por supuesto que es una banalidad, pero supone una gran fuente de ingresos para muchos estados en EE.UU.
Volvo V70
Volviendo al caso que nos ocupa, un residente de Nueva York logró a finales de los años 70 una matrícula en la que podía leerse «NEW YORK». Al contrario que en países como Reino Unido, que subasta oficialmente numeraciones «calientes» o «especiales», en Nueva York, todo lo que este ciudadano tuvo que hacer fue rellenar un impreso y pagar una tasa fija. Como comprenderéis, esta matrícula es la más deseada en el estado, y es una placa histórica. ¿Cuántas miniaturas e imanes habéis visto de esta placa de matrícula en tiendas de souvenirs?
El actual propietario de la matrícula, hijo del ciudadano que la encargó originalmente, sabe que el valor de esta matrícula es altísimo. Y suponemos que quiere tener una buena jubilación. El quid de la cuestión es que, al contrario que en estados y países en los que se compra y vende una matrícula, en Nueva York solo puede hacerse ligada a un vehículo – con sus impuestos e inspecciones estatales al día. La decisión de venderla asociada a un Volvo V70 cuyo valor ronda los 1.000 dólares, entre dentro de la definición de jocosa o irónica.
En verdad, quien compre esta histórica matrícula – para usarla en otro de sus vehículos – estará pagando 19,99 millones de dólares por la placa: los 1.000 dólares son el «soporte» sobre el que va montada la placa. Es como el marco de una pintura tan valiosa como la Gioconda, el coche es un accesorio necesario. No deja de ser una curiosidad, pero que este Volvo V70 haya logrado convertirse – de forma completamente involuntaria – en uno de los coches más caros de la historia, no deja de tener su gracia.
Fuente: DuPont Registry