También ocurre en los sectores de la hostelería, la restauración o el turismo. Cuando el verano comienza a insinuarse, muchas industrias se revolucionan y mejoran sus cifras de ingresos, de beneficios y de empleo. Es esto, y no otra cosa, lo que ha sucedido con el mercado del automóvil en abril de 2023, el cual ha crecido un 8,2%. Se trata del cuarto mes consecutivo en positivo, pero esconde una realidad menos agradable.
El número anterior se traduce en 74.749 ventas de coches. Es un progreso reseñable, si bien queda lejos de las más de 100.000 unidades que, cada 30 días, los concesionarios colocaban antes de la pandemia. De hecho, en comparación con 2019, seguimos un 28,4% por debajo. En cualquier caso, ¿cómo es posible que en un escenario de alta inflación se entreguen tantos vehículos? ¿De dónde sale el dinero en una etapa donde los españoles tienen menos capacidad de ahorro, más inseguridad económica, más incertidumbre tecnológica y consumen poco?
Alivio industrial: restablecimiento del suministro y equilibrio entre oferta y demanda
Según el último informe de ANFAC, la patronal de fabricantes en España, las matriculaciones de turismos y todoterrenos acumuladas en lo que llevamos de 2023 (primer cuatrimestre) han aumentado en más de un tercio las que se produjeron durante el mismo periodo del año anterior: +33,7%. En palabras de la asociación en cuestión, estos avances vienen impulsados por una mejoría tanto en el ritmo de la producción como en el transporte que ha permitido una mayor agilidad en la entrega de los pedidos.
Es cierto que ya no hay tanta escasez de semiconductores y otros componentes o que las fábricas tienen menos dificultades para satisfacer sus demandas y pueden servir sus productos en destino con mayor celeridad. Sin embargo, restituir la capacidad de oferta (con la que aún no cuenta todas las marcas) ha sido más sencillo teniendo en cuenta que las cifras de encargos particulares no se ha recuperado, que los precios no resultan nada atractivos, que no se trabaja con los mismos volúmenes de existencias y que, en general, la industria se ha ralentizado.
Buenos datos, aunque no nos vaya bien: los alquiladores o RAC son la clave de la cura
Si se analiza la distribución de las matriculaciones de abril por canales, las ventas dirigidas a particulares han significado 28.381 matriculaciones. Esto se traduce en una reducción interanual del 1,9% respecto a 2022, fruto de la pérdida de poder adquisitivo de la población y de sus serias dudas en vista de la incesante demonización del coche como medio de transporte privado.
La caída anterior queda compensada por las flotas de empresa, que han adquirido 30.615 unidades (+8,9%) y, sobre todo, por los “Rent a Car”, que han “comprado” 15.753 nuevos vehículos (+30,6%). Esta subida de las compañías alquiladoras tiene lugar a las puertas de la temporada estival, después de una larga racha sin poder haberse aprovisionado como es debido y con base en una intensificación de los movimientos tras la crisis sanitaria que les empujaba a renovar sus parques.
Más RAC es más segunda mano, el mercado que realmente funciona en España
En pocas palabras, el sector automovilístico nacional funciona porque el turismo extranjero ha prosperado de una manera fascinante y muy conveniente para la economía doméstica. Parece que los viajeros que consumen coches arrendados en nuestro país garantizan el sustento de un sector herido, pero sólo de forma estacional y absolutamente dependiente. Queda mucho trabajo por hacer a todos los niveles, máxime cuando muchos políticos ya son conscientes de que no han aplicado las soluciones correctas y que las firmas están obteniendo récords históricos de rentabilidad.
La inmensa mayoría de las unidades de RAC, ahora en ascenso, acaba nutriendo el mercado de ocasión (vehículos usados), el cual tiene mucho más éxito en una España empobrecida e indecisa. ¿Qué coche comprar? Aquí, la antigüedad media de los productos no para de crecer y ya supera los 14 años, con los efectos que esto tiene sobre la seguridad vial.
