Parece una broma, pero no. En algún momento departamentos de ambas empresas pensaron que era buena idea hacer un vehículo inspirado en los famosos ositos de gominola. De manera que tomaron uno de los coches más «monos» que Mazda había fabricado hasta entonces, lo llenaron de detalles que hacen alusión a la conocida chuchería y lo promocionaron como premio de una lotería. Se trata del llamativo Mazda 121 Goldy, el Oso de Oro de Haribo. ¡Te lo cuento!
121, el coche de los ositos Haribo
A primeros de los 90, la empresa alemana de gominolas Haribo y Mazda firmaron un acuerdo para crear una edición limitada del Mazda 121. Este utilitario que fue tan bien recibido por el público debido a sus formas tan amables y redondeadas era la base perfecta. ¡Mira las fotos de la galería y no pierdas detalle!
Llamado Goldy en honor al sobrenombre de los paquetes de ositos Haribo, crearon una tirada de solo 1000 unidades para el mercado alemán, austríaco y suizo en exclusiva. A parte de pintarlo de amarillo para hacer justicia a su nombre, le brindaron un equipamiento exclusivo, varios detalles estéticos y un par de regalos para los afortunados que lo consiguieran.
Los detalles del Goldy
Aunque no lo parezca debido a que no deja de ser un vehículo austero, la encargada final de dar forma a esa tirada limitada fue una empresa alemana especializada en tunear coches alemanes de lujo llamada Hofele Design. Debió ser todo un contraste tocar estos coches.
Empezando por el exterior, se le instalaron unos tapacubos que recuerdan a las famosas llantas Ronal Teddy Bear. La pintura especial seleccionada fue un brillante amarillo-dorado y contrastaba con el techo de lona negro corredizo que ocupaba todo el techo. Así que sí, podías ir dando la nota por la calle y que todos te vieran dentro de esta «pelotilla».
Dentro se encontraba el espartano interior acorde a las tendencias de la época. El toque lo daban el volante MOMO con un oso donde la bocina, el entramado colorido de la tapicería de los asientos y una cortinilla trasera donde los plantígrados de gominola también habían hecho consenso. Por supuesto, no pasemos por alto la figurita junto al velocímetro que te saluda con una sonrisa cada día.
Un coche raro de verdad
Por si te lo preguntabas, ahí terminaba la particularidad de este coche. Todo era puramente estético. El motor era el mismo que la versión de serie. Un 1.3 litros gasolina de 4 cilindros y 72cv. Poca potencia, sí, pero gracias al bajo peso alcazaba los 100km/h en 11,4 segundos. Nada mal para un coche así y de aquellos años.
Para promocionar este limitado vehículo, apareció como premio en un a lotería que organizó la marca bajo el lema: «Gana oro con Haribo».
Hoy día es imposible conseguir uno. No se ven. Por suerte, una pareja alemana que ganó su Goldy en la mencionada lotería, conservaron su unidad y la donaron al Museo del Automóvil Clásico Mazda de Frey, en Augsburgo, para que todos podamos apreciar el resultado de una colaboración tan sumamente peculiar.