Que a Mazda le gusta hacer las cosas a su manera, y por lo tanto de forma diferente al resto de fabricantes, es algo que ya no nos pilla por sorpresa. Sin embargo el hecho de lanzar un motor diésel de gran cilindrada en Europa cuando todo el mercado está huyendo del gasoil, es una estrategia bastante llamativa y ambiciosa. Pero Mazda quiere que nos reenamoremos del diésel, desarrollando para ello un nuevo motor diésel e-Skyactiv D de hasta 254 CV que hará su debut en el nuevo Mazda CX-60 que se pondrá a la venta en 2023.
En Mazda se han propuesto poner patas arriba el mercado con el lanzamiento del nuevo CX-60, un coche inédito en su gama que, además, estrena numerosas novedades con las que pretende consolidar ese salto de la marca japonesa hacia la categoría premium. Para conseguirlo, el CX-60 se ha desarrollado a partir de una nueva plataforma capaz de instalar motores de 6 cilindros en línea (inéditos en Mazda) y configuraciones de tracción trasero o total.
Mazda CX-60
Pero además, el nuevo CX-60 podrás comprarlo con una gama de motores compuesta por motores gasolina microhíbrido, gasolina híbrido enchufable y diésel microhíbrido. En el caso de este último, bajo la denominación e-Skyactiv D y con una cilindrada de 3.283 cc, nos encontramos dos variantes diésel que ofrecen 200 CV o 254 CV de potencia máxima, erogando hasta 550 Nm de par máximo. Pero lo más llamativo de todo es que Mazda ha vuelto a conseguir ofrecer niveles de eficiencia muy elevados, pues pese a hablar de un enorme SUV y un motor de 3,3 litros, los datos de homologación (WLTP) conseguidos son muy interesantes.
En el caso del motor diésel de 200 CV, el consumo medio es de 4,9 l/100 Km con unas emisiones de 127 gramos de CO2, mientras que en la variante de 254 CV el consumo es de 5,3 l/100 Km y las emisiones son de 137 gramos. A su vez, estos buenos datos de consumo no significa que el CX-60 sea un coche parco en prestaciones, pues la versión diésel más potente es capaz de hacer el 0-100 Km/h en 7,4 segundos, alcanzando los 219 Km/h de velocidad punta.
Aunque Mazda aún se muestra bastante escueta a la hora de detallar cómo ha conseguido alcanzar esta eficiencia, más allá de la apuesta por la tecnología Mild Hybrid de 48 voltios, también nos encontramos un especial cuidado en la combustión del gasóleo a través del nuevo sistema DCPCI (Distribution-Controlled Partially Premixed Compression Ignition). Gracias a esta nueva estrategia a la hora de quemar el diésel en la cámara de combustión, Mazda ha podido elevar la cilindrada en pos de ofrecer mejores prestaciones, pero también ha conseguido cumplir la exigente normativa Euro 7 volviendo a poner el foco en la reducción de la generación de emisiones, en lugar de en el tratamiento de esos contaminantes en el escape.
