Para alguien a quien le gusten los coches, el McLaren F1 y el Bugatti Veyron deben tener un hueco especial entre sus más admirados. Ambos son el pináculo de la ingeniería en el momento en que se lanzaron, dos décadas de diferencia entre uno y otro pero un objetivo común: ser el coche más rápido y avanzado del mundo. Y tanto en McLaren como en Bugatti lo consiguieron. Pocas veces se tiene la posibilidad de ver juntos a dos de las mejores creaciones que se han vendido como coche de calle, pero este corto documental los reúne y nos acerca un poco a su historia.
El McLaren F1 nació del propósito de Gordon Murray, uno de los mejores diseñadores de Fórmula 1 de la historia, de construir el mejor coche de carretera jamás creado. Para conseguirlo, McLaren le brindó una oportunidad de oro y puso toda la carne en el asador; no escatimaron en emplear las tecnologías y materiales más avanzados de la época para acabar haciendo el mejor superdeportivo fabricado jamás. Lo diseñaron con una configuración de tres asientos con el conductor en posición central, para emular las sensaciones de un piloto en un monoplaza al mismo tiempo que ofrecía mejor reparto de pesos y más ergonomía, eligieron un fantástico motor V12 atmosférico de origen BMW, 6.1 litros y 635 CV situado a la espalda del conductor y la reducción de peso del coche fue obsesiva para lograr quedarse en 1140 kilos en seco.
En pro de las más puras sensaciones, el McLaren F1 no equipaba dirección asistida, ni controles electrónicos de tracción ni estabilidad; ni siquiera ABS. Todo eso aportaba peso al conjunto y restaba feedback a la conducción. Se hicieron 106 coches incluyendo prototipos, modelos de calle y los de competición y consiguió ser el coche más rápido del mundo durante casi dos décadas -con su récord de 391 Km/h de velocidad punta sigue siendo el coche con motor atmosférico más rápido del mundo-. Hasta la aparición del Bugatti Veyron…
Un coche con un motor de 16 cilindros de más de 1000 CV y que supere los 400 Km/h al mismo tiempo que sea cómodo en el uso diario (dejando a un lado las numerosas veces que te pida ir a la gasolinera) es un desafío a la técnica y la ingeniería. Lo es ahora y lo era mucho más hace ahora casi dos décadas, cuando el Veyron se empezó a gestar.
Capricho de Ferdinand Piëch, nieto de Ferdinand Porsche y mandamás del Grupo Volkswagen hasta la primavera de 2015, el Bugatti Veyron es una oda a la ingeniería como el F1, pero con otro enfoque. Consiguió ser el coche más rápido del mundo en línea recta pero no era el más ágil cuando había que afrontar curvas. Y es que su equipamiento de seguridad y confort más rico que el del F1 lo hace también mucho más pesado: un Veyron pesa unos 600 kilos más que un F1 en orden de marcha. De hecho, el propio Gordon Murray llegó a decir del Veyron que es «el ejercicio más inútil del planeta», achacando que centrarse sólo en la velocidad punta sin que importe añadir tanto peso «no es diseñar un coche». No soy nadie para llevarle la contraria al señor Murray.
Lo que está claro es que ambos coches han sido el máximo exponente del automovilismo en dos épocas distitnas y este vídeo los reúne, en una producción que pocas veces se podrá repetir. ¿El escenario? El emblemático circuito de Reims-Gueux, sede de numerosas competiciones desde los años 20 hasta que fue abandonado en 1972 y testigo de la Fórmula 1 de Juan Manuel Fangio, Alberto Ascari, Jackie Stewart, Graham Hill…
Tras una arrancada rápida, con el V12 del McLaren sacudiendo nuestros altavoces, y unas tomas en la carretera, empieza un breve respaso a la historia de estos dos coches tan especiales. También hay hueco para una carrera de aceleración en la que el McLaren, veinte años más longevo que el todopoderoso Veyron y con una pista mojada que no ayuda a que sus dos ruedas traseras traccionen de forma óptima (el F1 es capaz de hacer derrapar las ruedas en 4ª velocidad en esas condiciones, comenta uno de los presentadores), consigue alcanzar prácticamente la misma velocidad que el Bugatti: 320 Km/h vs 323. ¿Quién está a los mandos de ambos coches en la prueba de aceleración? Andy Wallace, el piloto que en el año 1998 llevó al McLaren hasta los 391 Km/h de velocidad punta para batir el récord del mundo del coche de producción más rápido de la historia.
Acabada la conducción hay una discusión entre los dos presentadores y Andy Wallace: ¿Es el Bugatti Veyron el próximo F1? Entre argumentos de unos y otros, con las sensaciones de conducción en un coche y otro -entre las que destacan la conducción mucho más pura del F1 y la exorbitante aceleración del Veyron-, llega el momento de reconocer que nadie necesita un coche que supere los 130 Km/h ya que no es legal circular más rápido que eso en prácticamente ningún país del mundo. Aún así, el impulso de querer mejorar, el deseo de conseguir lo que nadie ha conseguido antes, es lo que lleva a producir maravillas como estos dos coches. «Y si se puede hacer, ¿por qué no intentarlo?»
Yo recupero otras tres cuestiones que se hacen al principio: ¿Será el Veyron un coche codiciado por coleccionistas en el futuro? ¿Tendrá un hueco entre los más grandes? ¿Destronará al más grande de todos, el McLaren F1? Yo tengo clara mi respuesta a esta última pregunta.