De veras que me cuesta entenderlo, pese a que pueda entender la lógica económica tras estos movimientos. Este precioso Mercedes 300 SL Roadster fue adquirido en 1963, y desde 1972 se ha conservado en un garaje climatizado en Suecia, sin moverse un sólo milímetro por sus propios medios. Su propietario lo disfrutó durante sólamente 1.372 km, para después guardarlo bajo llave y venderlo casi 50 años después. Esta unidad acaba de ser subastada por Artcurial en Le Mans, batiendo todos los récords de precio establecidos hasta la fecha para los 300 SL. La pregunta es, ¿habrá merecido la pena?
Como ya sabéis, estoy en contra de la especulación con coches clásicos. Especulación completamente legal, lícita y muy beneficiosa para los propietarios de los vehículos, pero dañina y privativa para los verdaderos aficionados al automóvil clásico y deportivo. Tras la disertación que siempre hago en este tipo de artículos, pasemos al coche en cuestión. Es una versión descapotable del mítico Mercedes 300 SL «alas de gaviota». Se fabricaron más 300 SL Roadster que coupé, y se fabricaron hasta más tarde – de la producción total de 3.258 unidades, 1.858 unidades eran Roadster.
Esta es una de las unidades más modernas: sólo 10 fueron fabricadas con posterioridad, en su último mes de producción. Esta unidad en cuestión está en un estado casi completamente original, sólamente fue repintada. El resto de sus elementos mecánicos y estéticos son absolutamente de serie. Al ser una de las últimas unidades fabricadas, cuenta con las últimas mejoras aplicadas a estos deportivos, como discos de freno en las cuatro ruedas o un bloque motor fabricado en aluminio. El coche también equipa un hardtop opcional, con su capota de lona nunca instalada, aún sellada en su embalaje original.
El habitáculo apenas tiene marcas de desgaste, conservando los asientos un perfecto mullido, y sus mandos cromados todo su brillo. Aunque es un coche sueco, no tiene rastro alguno de corrosión, y todas las superficies cromadas exteriores están en perfecto estado. Miedo me da que incluso sus neumáticos sean la monta original del año 1963, en cuyo caso, los cambiaría urgentemente antes de salir a rodar con el coche. Desgraciadamente, es muy posible que esto no ocurra nunca: todo apunta a que su nuevo propietario lo transportará a otro garaje climatizado, donde seguirá sin moverse durante décadas.
Como activo financiero, la rentabilidad de estos coches apenas tiene parangón: se esperaba que esta unidad fuera subastada por unos 1,5-2 millones de euros, y finalmente, ha alcanzado la friolera de 3.143.000 euros. Un récord para estos modelos. Como coche deportivo, su destino es triste y solitario. Su motor de seis cilindros en línea e inyección mecánica – un delicioso motor atmosférico de 215 CV de potencia – seguirá sin moverse, parado y agarrotado durante años y años, pese a que el coche conserve su lustre y su fabuloso diseño sea digno de un museo de arte moderno.
Fuente: Carscoops