Sin palabras nos ha dejado Mercedes-AMG al descubrir su nueva ofensiva en materia de electrificación. El brazo más deportivo de Mercedes tiene muy claro que el futuro está en el motor eléctrico y en el uso de motores térmicos más pequeños, y por esta razón el próximo Mercedes-AMG C63 alcanzará los 644 CV combinando un 2.0 turbo, con un turbocompresor eléctrico y un novedoso sistema de propulsión eléctrica. Los más puristas podrían llevarse las manos a la cabeza, pero lo cierto es que AMG promete poner contra las cuerdas a sus alternativas de 6 u 8 cilindros.
Mercedes-Benz Mercedes Clase C
Partiendo de la misma tecnología que se emplea en Fórmula 1, Mercedes-AMG ha decidido crear un nuevo C63 capaz de combinar diferentes fórmulas de electrificación para apoyar el propulsor 2.0 Turbo de 421 CV (M 139) que estrenó el Mercedes-AMG A45. Esto quiere decir que encontramos tres formas diferentes de electrificar el grupo motopropulsor, combinándose todas ellas para ofrecer una potencia máxima combinada que alcanzará los 644 CV. El sistema tomará el nombre de E PERFORMANCE.
En primer lugar, Mercedes-AMG emplea un motor-generador que hace las veces de motor de arranque y alternador en el propulsor gasolina, pudiendo asistir con 14 CV de potencia en aceleraciones y ofreciendo un sistema de parada y arranque del propulsor más eficaz a la hora de reducir consumos y emisiones. En segundo lugar nos encontramos la gran novedad, un turbocompresor electrificado que ya fue adelantado en 2020 junto al especialista Garrett, una tecnología que será llevada a la producción en masa por primera vez por AMG. Esta idea consigue integrar un motor eléctrico de 6 kW en el eje del turbocompresor, pudiendo así eliminar el tiempo de respuesta y permitiendo mantener la presión de los gases constantes sin importar el régimen del propulsor. El fabricante alemán ha diseñado el sistema para conseguir la respuesta más inmediata, empleando una arquitectura de 400 voltios compartida con el motor-generador, y consiguiendo así que el turbocompresor pueda adaptar su funcionamiento a todo el rango de revoluciones del propulsor llegando a girar a 156.000 rpm.
El uso de un verdadero turbo eléctrico supone un hito, y es que hasta la fecha lo más que habíamos visto son aplicaciones como el compresor eléctrico del grupo Volkswagen, un sistema que asiste a los turbocompresores convencionales a bajas revoluciones para reducir el tiempo de respuesta en esas circunstancias. Con la solución de Mercedes, a priori, se conseguiría el ansiado funcionamiento independiente del turbocompresor con respecto del propulsor.
Para terminar, la tercera forma de electrificación que Mercedes-AMG ha diseñado, se trata de un eje trasero en el que se integra un motor eléctrico capaz de ofrecer hasta 201 CV y 320 Nm. Este motor eléctrico actuaría como complemento del motor térmico, incluyendo una transmisión de dos velocidades para conseguir la máxima aceleración a velocidades inferiores a 140 Km/h, y la mejor relación consumo/prestaciones a partir de esa velocidad. Para alimentar todo el sistema de asistencia eléctrica, AMG ha diseñado una batería de iones de litio con 6,1 kWh de capacidad que recibe el código HPB80, pudiendo ofrecer 94 CV (70 kW) de potencia constante y 201 CV de potencia pico durante 8 segundos (150 kW).