Lo que uno espera de un gran turismo de lujo, como el nuevo Mercedes-AMG SL, es un gran motor de seis, ocho cilindros en uve, o incluso más. Pero Mercedes-Benz ha decidido dar una vuelta de tuerca a esta nueva generación del SL, que no solo regresa a la disposición de 2+2 plazas que empleó en el pasado, sino que también recupera el motor de cuatro cilindros en línea del que dispuso el SL original hace ahora más de 60 años.
El downsizing más lujoso llega con 4 cilindros. Pero lejos de conformarse con las soluciones técnicas habituales, como la microhibridación, de la que por supuesto goza, apuesta por una solución tan innovadora como es el turbo eléctrico.
El Mercedes-AMG SL 43, con sus cuatro cilindros, llega con sistema híbrido de 48 voltios, turbo eléctrico, 381 CV de potencia y la promesa de estar a la altura de los motores de seis cilindros que ha utilizado la saga SL desde los años sesenta.
Downsizing de lujo con 4 cilindros
Como os decíamos, el Mercedes-AMG SL emplea el bloque de cuatro cilindros y dos litros de desplazamiento que ya conocemos de productos como el Mercedes-AMG A45, con la introducción de un nuevo sistema microhíbrido de 48 voltios que, según Mercedes, optimiza al máximo la recuperación de energía y permite mantener el coche en movimiento con el motor de combustión desconectado, llanear a velocidad de crucero.
Hablamos de 381 CV de potencia a 6.750 rpm y un par máximo de 480 Nm entre 3.250 y 5.000 rpm. Momentáneamente, el recuperador de energía del sistema microhíbrido puede ofrecer una entrega adicional de 10 kW (14 CV). El bloque está dispuesto longitudinalmente, para un Mercedes-AMG SL 43 que únicamente está disponible con tracción trasera e intermediando, en todos los casos, una transmisión AMG SPEEDSHIFT MCT 9G de doble embrague bañado en aceite.
Para un gran turismo como este – con sus 1.810 kilogramos en vacío – el 0 a 100 km/h en 4,9 segundos no es nada desdeñable. Tampoco su velocidad punta de 275 km/h.
Mercedes apuesta por el turbo eléctrico
Pero la solución más innovadora llega de la mano del turbo eléctrico. Desde hace años hemos visto cómo no pocos fabricantes trabajaban en el desarrollo de diferentes soluciones de sobrealimentación eléctrica. La de emplear un turbo eléctrico no es, ni mucho menos, la más sencilla, por mucho que pueda parecérnoslo el concepto en el que se basa su funcionamiento.
La idea de un turbo eléctrico no es otra que integrar un motor eléctrico en un turbo tradicional, de manera que la turbina gire casi inmediatamente al tocar al acelerador y cubrir ese lapso de tiempo en que la presión de los gases de escape no es suficiente para alcanzar el giro máximo de la turbina. En otras palabras, el objetivo del turbo eléctrico es disponer de un sistema de sobrealimentación basado en los gases de escape, como cualquier turbo, eliminando virtualmente el lag.
Los sistemas microhíbridos de 48 voltios y, sobre todo, el perfeccionamiento de la tecnología de manufactura y de materiales, han conseguido que el Mercedes-AMG SL 43 se anote el hito de incorporar esta tecnología en un producto de calle.
Mercedes-Benz nos cuenta que su turbo eléctrico incorpora un motor eléctrico, de apenas cuatro centímetros, solidario al eje de la turbina y entre el acceso de los gases de escape y la admisión. El motor eléctrico estaría controlado electrónicamente y diseñado para hacer girar la turbina de inmediato, mucho antes de que esta empiece a girar por la presión de los cases de escape.
Personalmente, he de confesaros que un Mercedes SL con otra cosa que no sea un motor de, como mínimo, seis u ocho cilindros, me parece mucho menos SL.
Pero el hecho de que Mercedes-Benz haya apostado por estrenar en su SL de 4 cilindros su nuevo turbo eléctrico, a mi juicio, es motivo más que suficiente para congratularnos y para reconocer que estamos ante un producto sumamente atractivo.