Permitirse un Mercedes-Benz Clase G es algo reservado a un porcentaje muy pequeño de la población, siendo un artículo de lujo, un bien de veblén en toda regla. Así que, ¿por qué no hacerse uno? Eso es lo que ha llevado a cabo un creador de contenido digital, ND WoodArt, trabajando la madera que es su especialidad. Ya en 2023 había conseguido crear un Tesla Cybertruck de madera en el que dedicó 100 días, pero aún con sus formas ‘retro’, el Clase G iba a ser un reto aún mayor (Carscoops).
Un Mercedes Clase G de madera utilizando como base el Mitsubishi Montero/Pajero de los noventa
Como base, utilizó un Mitsubishi Pajero V20 (nuestro querido Montero de toda la vida, el que se vendió en los noventa y llegó a producirse en España entre 1999 y 2005 como Galloper Super Exceed) y fue desmontando los paneles, el interior y hasta el techo hasta dejar únicamente las ruedas, el volante, el salpicadero al desnudo y el motor. A partir de esta base, fue levantando su Mercedes Clase G de madera sobre un armazón metálico en el que iba fijando cada una de las piezas hechas de manera artesanal.
Mercedes-Benz Mercedes Clase G
Cuando uno piensa en coches de madera, además de los coches de juguete de antaño, uno piensa en el interior de los vehículos norteamericanos desde los orígenes de la automoción (derivando de los carruajes que también se hacían de madera) hasta los años cincuenta, con techos e incluso puertas de madera. Otro caso muy recordado es el de Mini en el Clubman original, a lo que se hizo referencia en su interpretación moderna.
Tras terminar toda la estructura y darle un nuevo salpicadero de madera, prosigue con el interior, los cortes y lijados en el exterior para acabar con la consola central, los detalles internos y embellecedores, salidas de escape laterales y, por supuesto, los faros y la rejilla frontal tan característicos del Clase G. El resultado, con faros delanteros y traseros nuevos plenamente funcionales así como un cuadro de mandos digital, es espectacular.
En el techo se ha fabricado una rendija de modo que sirva como techo solar en el que uno puede asomarse. Tras una última capa, el Clase G queda listo para salir a la calle con un acabado único tras unos 180 días de trabajo. Teniendo la base del Pajero V20 y los ángulos de ataque y salida del Clase G se presume que, como todoterreno, es capaz de seguir funcionando, aunque es más una obra de arte que un coche de madera 100% funcional. ¿Aguantará caminos off-road u obstáculos escarpados? Toquemos madera…