El Mercedes Clase G no es un coche de competición. Aunque algunas unidades hayan sido preparadas para eventos competitivos de 4×4 y haya participado en el Dakar, las similitudes con un Porsche 911 GT3 Cup de carreras – por poner un ejemplo – terminan en sus cuatro ruedas. Con todo, nada impide a nuestra imaginación pensar en un Mercedes Clase G preparado para los circuitos. Esta ha sido la idea de Virgil Abloh, el líder artístico de la sección de hombres de Louis Vuitton y fundador de la marca Off-White. El resultado está en vuestras pantallas.
Mercedes-Benz Mercedes Clase G
Se llama Project Geländewagen – Geländewagen siginifica todoterreno en alemán, y de ahí recibe su nombre el 4×4 alemán – y ha sido presentado digitalmente hace apenas unas horas. La colaboración entre Virgil Abloh y Gorden Wagener – diseñador jefe de Daimler – es este curioso ejercicio de diseño. Un Mercedes Clase G que parece un juguete, un experimento de origen casi infantil, de proporciones extrañas y que no se toma demasiado en serio a sí mismo. Esta era la idea subyacente, un ejercicio divertido que busca inspirar a jóvenes diseñador, artistas e ingenieros.
Según el marketing de Mercedes, «este proyecto encapsula perfectamente el lujo contemporáneo de Mercedes, su innovación y su creatividad». Sea como fuere, es un proyecto de lo más peculiar. Partiendo de un Mercedes-AMG G 63 como lienzo, se ha creado un peculiar coche de carreras de color blanco. De hecho, parece que el coche hubiera sido sumergido en un baño de nívea pintura. Un enorme kit de carrocería y llantas Monoblock de al menos 24 pulgadas – calzadas con neumáticos casi de juguete – nos ofrece una imagen que no estamos acostumbrados a ver en un Mercedes Clase G.
En el interior encontramos un volante basado en el volante de AMG de serie, pero con su aro recortado, y botones dignos de un Fórmula 1. La instrumentación vuelve al analógico, con relojes tradicionales y los mandos y botones de un coche de competición. La jaula antivuelco está pintada en color azul y entre los baquets blancos de fibra de carbono encontramos un extintor rojo. Los colores juegan su peculiar juego de contrastes, mientras mecanismos y estructuras antes ocultos tras paneles vuelven a tomar protagonismo.
No es más que un un juego y nunca veremos un Clase G compitiendo en circuitos – no tendría sentido a nivel técnico, ni a nivel «espiritual». Pero desde luego lo que hemos visto es un juego interesante y un peculiar ejercicio de pensamiento lateral.