Mercedes-Benz nos ha deleitado históricamente con grandes coches, y su filial, ahora Mercedes-AMG, con grandes deportivos, coupés, berlinas e incluso SUV de altos vuelos, cargados de potencia, con muchos cilindros, rápidos y capaces. Pero hoy estamos ante uno de los deportivos más raros, exóticos, y me atrevería a decir que incluso innecesarios, que hayan sido concebidos en Affalterbach.
Ocho cilindros en uve. 510 CV de potencia. Y un Mercedes con 6 plazas para 6 pasajeros adultos que podía alcanzar sin despeinarse los 275 km/h y medirse en el 0 a 100 km/h con un Porsche 911 (997) de la época. Todo ello con una carrocería afurgonetada, de monovolumen. Y un Mercedes que, en el fondo, es uno de los AMG más exclusivos. Por la escasísima demanda de que gozó esta versión, en un producto que ya de por sí jamás presumió de grandes números. Y por las poquísimas unidades que hoy deben conservarse con esta configuración.
Mercedes-Benz Mercedes Clase R
Así nacía el «deportivo» de 6 plazas de Mercedes-Benz y uno de sus productos más maravillosos, y a la vez innecesarios.
Mercedes Clase R 63 AMG
El monovolumen de lujo de Mercedes-Benz
Hubo un tiempo en que los monovolúmenes gozaban de un gran éxito. Mercedes-Benz ya había abierto la veda de los SUV, apuntando a la segunda generación del Mercedes ML y el primer Mercedes GL, cuya plataforma serviría también para lanzar un monovolumen de lujo, el Mercedes Clase R.
Mercedes-Benz diseñó un monovolumen que, en función de la configuración, podía alojar hasta seis o siete pasajeros, con carrocería de batalla corta o batalla larga, de 4,92 o 5,16 metros de longitud. Un vehículo de más de 2 toneladas que brillaba por su espacio a bordo y que estaba disponible con motores diésel y gasolina, de seis y ocho cilindros, incluido el que nos ocupa en estos momentos.
Probablemente sea uno de los productos menos conocidos de Mercedes-Benz e incluso consideremos que, con unas ventas y una producción moderada, ha pasado con más pena que gloria por la historia de la marca de la estrella. Por ello resulta aún más curioso que su producción se alargase por más de una década, por el relativo y fugaz éxito del cual gozó en China en la recta final de su comercialización.
Configuración de 6 plazas del Mercedes Clase R
Con un motor V8 cualquier coche es mucho más divertido
En algún momento Mercedes-Benz consideró que, como en el resto de sus productos, incluidos los ML y GL, el Clase R necesitaba de su correspondiente versión AMG. Y fue así como lanzó un Mercedes Clase R 63 AMG 4MATIC que estaba dotado del maravilloso motor V8 de 6.2 litros, que no necesitaba turbo, a Dios gracias, para entregar nada más y nada menos que 510 CV de potencia y deleitarnos con un sonido que, de solo recordarlo, eriza el vello de este servidor mientras escribe estas líneas. Llamadme loco, pero soy de los que piensa que con la llegada de los turbo se marchó una parte del encanto que tenían sus deportivos hasta la pasada década.
El Mercedes Clase R 63 AMG 4MATIC disponía de configuración de seis plazas, para viajar confortablemente seis adultos. Estaba dotado de un sistema tracción total y de un cambio automático 7G-TRONIC, prometiendo una aceleración de 0 a 100 km/h de 4,6 segundos y una punta de 250 km/h y hasta 275 km/h – con paquete AMG Driver’s Package – por supuesto limitados electrónicamente.
Con esta carta de presentación es evidente que el Mercedes Clase R 63 AMG 4MATIC tenía muy poco sentido en el 99,9% de las carreteras del mundo y que quizás, solo quizás, podía ser un coche realmente interesante para viajar con toda la familia a bordo, y mucha prisa, por los tramos sin límite de velocidad de la Autobahn, con un espacio para los pasajeros, y la carga, inalcanzable para las berlinas de la estrella, y un confort, y un aplomo en cruceros de alta velocidad, que en ese momento no podían ofrecer ni el ML, ni el GL.
Se estima que Mercedes-Benz apenas produjo unos cientos de Clase R en su versión 63 AMG 4MATIC. En Estados Unidos, donde se fabricaba, y que hasta su llegada a China fue – con diferencia – el principal mercado del Mercedes Clase R, no habrían llegado a venderse ni tan siquiera 200 unidades (Autotrader).
Y así finalizaría la historia del que, curiosamente, pudo ser uno de los coches más prácticos y espaciosos de AMG. Y la historia de un deportivo tan maravilloso como innecesario. ¿Pero qué es realmente necesario en un automóvil? ¿Quién necesita ocho cilindros cuando puede conformarse con seis, o con cuatro? ¿Quién necesita más de 500 CV de potencia cuando es suficiente con mucho menos?
