Hace poco nos encontrábamos con esta imagen. Y nos quedamos perplejos, tan sorprendidos como probablemente estéis nuestros lectores ahora mismo. No parece que sea un trabajo de Photoshop, una fotografía editada. Hace meses Jalopnik publicaba esta imagen, sin más información adjunta. Lo que sí parece más que evidente, es que si algún día Mercedes-Benz creó este coche, un Mercedes CLK con techo de burbuja, no tenía ningún interés en que acabara llegando a los concesionarios. Lo que nos lleva a pensar que este prototipo fuera creado para desarrollar tecnologías que posteriormente podrían aplicarse en modelos de producción. Tal y como sucedió desde finales de los años sesenta, y comenzando con aquellos maravillosos Mercedes C111, y toda la saga de Research Cars que desde entonces ha producido Mercedes-Benz.
La filosofía del Research Car no era otra que la de explorar diferentes tecnologías. Los primeros Research Cars, los Mercedes C111, se emplearon para poner a prueba tecnologías como los motores rotativos. Pero en los años noventa, una de las grandes prioridades de Mercedes-Benz y de sus Research Car, fue la de crear soluciones innovadoras, y sumamente exóticas, para mejorar la ergonomía y el confort de los pasajeros.
Recordemos que el Mercedes CLK (C208) llegó a los concesionarios en aquella época, en 1997.
Mercedes-Benz Vario Research Car de 1995
Fueron los años del Mercedes-Benz Vario Research Car (1995) y de una idea que hoy en día, en la era de las plataformas modulares, puede no sorprendernos demasiado, la de crear cuatro coches muy diferentes con una base común, sin cambios en plataforma, y con muy pocas modificaciones en su carrocería.
Mercedes F 100 de 1991
Antes incluso de los Vario Research Car, Mercedes-Benz ya había trabajado en un prototipo, el F 100, con una propuesta sorprendente que por su imagen hoy en día situaríamos a medio camino entre un «papa-móvil» y un coche fúnebre. Una suerte de vehículo familiar con una inmensa superficie acristalada, que entre otras cosas pretendía mejorar la seguridad y la ergonomía de los pasajeros y crear un habitáculo espacioso y agradable.
Mercedes Coupé Concept de 1993
Pero si volvemos la vista atrás, y nos trasladamos a un punto incluso más cercano al del propio Mercedes CLK, nos encontraremos con que, mucho antes de su lanzamiento, Mercedes-Benz ya ansiaba que sus coches tuvieran techos completamente dominados por superficies acristaladas. Es por eso que el anticipo del Mercedes CLK, que se presentó en el Salón de Ginebra de 1993 como Coupé Concept, difícilmente escondía tras su diseño de CLK – que ya era casi definitivo – un inmenso techo acristalado que no llegaría como tal al CLK de 1997.
Intuimos que tras descartar un techo con tanta superficie acristalada – que requiere tener en cuenta diferentes factores, que van desde el confort de los pasajeros y mitigar los efectos de los rayos de luz del sol, hasta mantener la rigidez estructural – los ingenieros de Mercedes-Benz quisieron seguir explorando esta posibilidad. Y muy probablemente ese fue el punto en el que apostaron por sustituir el techo de un Mercedes CLK, y no hacerlo por una sencilla capota de lona, como la que veríamos en su versión Cabriolet, sino por una burbuja acristalada.
Magic Sky Control del Mercedes SLK de 2011
De hecho, la idea inicial del Mercedes Coupé Concept que precedió al CLK, y la que podría explorar este curioso prototipo con techo de burbuja, de cubrir por completo el techo con una superficie acristalada, se aplicaría en productos que fueron lanzándose años más tarde. En 2002, por ejemplo, llegaba el Mercedes Clase E (W211) con un practico techo acristalado tintado para el confort de los pasajeros. Años más tarde, Mercedes-Benz también perfeccionaría aquella idea con un Mercedes SLK de tipo roadster que podía equipar un techo acristalado con una tecnología aún más innovadora, capaz de aclarar, u oscurecer, para aumentar la luz, o disminuirla que llegaba hasta el habitáculo, mediante un sistema eléctrico.