El Ferrari Purosangue es uno de los grandes protagonistas de la actualidad automovilística de los últimos meses: un crossover inédito en la firma italiana que, además, apuesta por una receta de lo más exótica al ofrecerse con un motor de 12 cilindros, una mecánica que no encontrarás en ninguno de sus hipotéticos rivales. Eso sí, hasta hace unos años podías hacerte con un todoterreno también de 12 cilindros del que casi todo el mundo se ha olvidado: el Mercedes G65 AMG, una bestia de más de 600 CV que, además, presumía de cualidades offroad.
El Mercedes Clase G es un auténtico superviviente en una industria, la del automóvil, que se caracteriza por moverse a velocidad de vértigo. Sin embargo, el Clase G ha resistido el paso del tiempo de manera estoica el paso del tiempo desde su lanzamiento en 1979 hasta la llegada de una generación completamente nueva en 2019: 40 años que, a base de actualizaciones más o menos profundas, han pasado por el Clase G sin que éste se haya visto especialmente afectado.
Mercedes-Benz Mercedes Clase G
En 2019, eso sí, la firma de la estrella dio paso a la que sin duda fue la gran actualización de la Clase G, estrenando diseño, plataforma y motorizaciones manteniendo por otro lado todas las características técnicas que convirtieron al modelo alemán en uno de los vehículos más conocidos a nivel mundial. La segunda gran revolución del popular todoterreno llegará el año que viene cuando se presente el 100% eléctrico Mercedes EQG, pero mientras tanto podemos recrearnos con la que sin duda fue una de las versiones más locas del Mercedes Clase G: hablamos del Mercedes G65 AMG, la variante de 12 cilindros del Mercedes Clase G, porque sí, antes del Ferrari Purosangue ya había todoterrenos con 12 cilindros bajo el capó.
La locura por la locura: así era el Clase G de 12 cilindros
Mercedes-Benz tiene una larga tradición de motores de 12 cilindros desde que esta configuración mecánica hiciese su aparición a finales del siglo XX en el Mercedes Clase S W140. En configuraciones atmosféricas y sobrealimentadas, la firma de la estrella ha utilizado -y utiliza- motores de 12 cilindros en numerosos modelos de su gama, e incluso se atrevió a instalarlo en su todoterreno más conocido y reconocible, el Mercedes Clase G, dando lugar a un experimento que se pudo comprar entre 2012 y 2018 a un precio, eso sí, que no estaba al alcance de muchos.
Bajo la batuta de la división deportiva de Mercedes llegó al mercado el Mercedes G65 AMG, un auténtico monstruo en el que el mayor atractivo se encontraba bajo su capó, donde encontrábamos el mismo bloque 6.0 V12 biturbo que se montaba en otros modelos de AMG, en este caso con 630 CV de potencia y 1000 NM de fuerza que llegaban al suelo a través de una transmisión automática de 7 velocidades que enviaba la potencia al suelo mediante un sistema de tracción integral con tres diferenciables bloqueables.
Pese a su poderío mecánico, lo cierto es que sus prestaciones no eran especialmente brillantes, sobre todo si las comparamos con el mencionado Ferrari Purosangue de 12 cilindros: aceleraba de 0 a 100 km/h en 5.3 segundos y alcanzaba una velocidad punta de 230 km/h, mientras que el modelo italiano (10 años mediante, también hay que tenerlo en cuenta) es capaz de solventar la maniobra de aceleración en sólo 3.3 segundos firmando una velocidad punta de 310 km/h.
El G65 AMG era también el Mercedes más caro a la venta
Al Mercedes G65 AMG no le bastaba con ser el Clase G más extremo jamás creado, ya que era también el Mercedes más caro que podías comprar durante los primeros años de su lanzamiento. En 2012 el precio de tarifa del G65 AMG era de 295.000€, o lo que es lo mismo, el doble de lo que costaba el peldaño inmediatamente inferior de la gama, el G63 AMG, al que apenas aventajaba en 0.1 segundos en la maniobra del 0 a 100.
Superaba en precio por aquel entonces a modelos como el Mercedes SLS AMG (el mítico «alas de gaviota del siglo XXI) que tenía un precio de 200.000€, mientras que un Mercedes CL65 AMG, lo más de lo más en cuanto a coupés en la época, costaba 260.000€. Estamos hablando de una época en la que el motor de combustión era el máximo protagonista de la industria del automóvil, sin que la electrificación fuese apenas relevante.
¿Merecía la pena pagar 300.000€ por un Clase G con motor de 12 cilindros cuando por la mitad podías llevarte un coche prácticamente igual con unas prestaciones virtualmente idénticas? Desde el punto de vista de la razón no, claramente no, pero… ¿Quién en su sano juicio se planteaba llevarse a casa un Mercedes G65 AMG y hacía números para ver si le cuadraban las cuentas?
Galería del Ferrari Purosangue: