Mercedes es uno de esos fabricantes de coches que no duda en probar cosas nuevas y diferentes cuando se trata de ingeniería de propulsores. A lo largo de su historia hemos visto a la firma alemana probar con todo tipo de soluciones, siendo su último proyecto la última gran esperanza de Mercedes para poder mantener con vida los motores gasolina. Pero esta idea no ha tenido un final feliz, y eso que recuerda mucho al invento con el que Mazda hará viable la convivencia entre motores eléctricos y gasolina.
Combinar motores eléctricos y gasolina es posible pero…
Pese a que la tecnología de baterías avanza un ritmo realmente rápido para incrementar su densidad energética, su tolerancia a la recarga rápida y abaratar sus precios, aún estamos lejos de esas baterías que nos permitan disfrutar de unas características similares a lo que nos ofrece un automóvil con motor térmico.
Mercedes-Benz Mercedes EQS
Es por ello por lo que en Mercedes se han planteado el desarrollo de un sistema de rango extendido que permitiese a sus eléctricos mejorar sus cifras. Esta vía, ya utilizada en el pasado por otros fabricantes, y ahora fuertemente defendida por Mazda en sus MX-30 R-EV e Iconic SP, es posiblemente la última gran esperanza de los motores gasolina para sobrevivir a la electrificación.
El esquema en el que estaba trabajando Mercedes a partir de un prototipo del EQS, combinaba un motor eléctrico de 268 CV para propulsar las ruedas posteriores, usando una batería ubicada bajo el piso del habitáculo como fuente principal de alimentación. La batería usaría la mitad de capacidad que la empleada normalmente en un EQS, lo que supondría hablar de unos 50 kWh.
De este modo, en lugar de depender exclusivamente de la batería, en Mercedes desarrollaron una variante de 2 cilindros del motor gasolina M254 trabajando en ciclo Miller. Este propulsor, ubicado bajo el capó delantero e integrando hasta el sistema de escape en ese espacio, trabajaría únicamente como generador eléctrico, recargando las baterías en cuanto éstas se descargasen por debajo de un límite preestablecido.
Sin embargo la idea no ha tenido un final feliz, pues tras probar esta solución y analizar sus posibilidades, Mercedes ha descubierto que no le salen las cuentas para dar vida a una versión de producción. La complejidad y sobrecostes que implica combinar en un mismo coche un sistema de propulsión eléctrica a baterías y un motor térmico, no consiguen justificar su uso frente a un eléctrico con una batería de mayor capacidad, más aún ahora que el EQS acaba de ser actualizado mejorando en autonomía y eficiencia.
Fuente: Autocar