Carrocería con forma de bestia marina, 150m de tubos de acero y 6 ruedas de carromato para soportar un motor de casi 1.000kg que superaba los 3.000cv. Así se presentaba a ojos vistas el Mercedes T80 en 1939 como el loco proyecto que de un piloto alemán, que fue diseñado por Porsche, desarrollado por Mercedes y financiado por Hitler. La historia tiene de todo.
La carrera por ser el número 1
Desde que los automóviles entraron al escenario mundial no han faltado locuelos y visionarios que han querido competir y evolucionar estos trozos de metal para alcanzar la mayor velocidad posible. En los años 30 surgió esta fiebre por la velocidad en Alemania.
Las ganas de demostrar el poderío técnico del país llevaron al Adolf Hitler a financiar un proyecto imaginado por el piloto de carreras Hans Stuck, cuyo sueño era batir el récord mundial absoluto de velocidad en tierra. Para llevar a cabo semejante misión, serían necesarios otro par de nombres bastante sonados.
Inspiración, construcción, organización y el motor perfecto
Stuck presentó su plan a tres personas muy influyentes: Wilhelm Kissel, el presidente del consejo de administración de Daimler-Benz AG, el ingeniero Ferdinand Porsche y el general de la Fuerza Aérea Ernst Udet. Los trabajos de planificación comenzaron en 1936 y la velocidad a la que pretendían llegar era de 550km/h, pero tras el nuevo récord de 595,05kmh establecido por los británicos, revisaron el objetivo durante la fase de diseño apuntando a los 650km/h.
El motor elegido fue un Mercedes DB 603, una unidad en fase de pruebas que no entró a producción hasta un par de años después. Se trataba de un V12 invertido de 44,5 litros que prepararon para ser capaz de desarrollar hasta casi 3.500cv a 3.200rpm durante el intento de batir el récord. Para ello debía ser alimentado con una mezcla especial de dos combustibles de competición.
La potencia sin control no sirve de nada, por lo que el trabajo aerodinámico fue fundamental para mantener el coche pegado al suelo. Situaron el motor dentro de la estructura de tubos de acero por detrás del piloto y quedaba cubierto de una carrocería que cubría las 6 ruedas con una longitud de 8,24m. Eran destacables las dos alas laterales que daban una anchura de 3,20m, siendo la zona más alta 1,74m. También se instaló un fondo plano y se ajustó al completo en túnel de viento para que la carga aerodinámica no destrozase las ruedas (recordemos que estamos en 1939).
Velocidad máxima teórica, fin de la historia y creación de la réplica
El tamaño del bicho era considerable y su peso no iba a ser menos. Solo el motor pesaba 920kg y todo junto 2.896kg. No obstante, con las condiciones adecuadas, pretendían superar los 750km/h con relativa facilidad.
Pero el que más ganas tenía de sacar todo adelante por mostrar el Do de pecho técnico de su país canceló el proyecto en 1940. La Segunda Guerra Mundial fue la «culpable» de que el T80 no pudiera lograr su ansiado objetivo. De hecho, a finales de la década de los 40 fue desmantelado para reaprovechar el motor en un caza de combate.
La carrocería se mantuvo y se puede ver colgada en el Museo de Mercedes-Benz en Stuttgart, al igual que la maraña de tubos de acero que forman el esqueleto interior, junto a las ruedas, el asiento y el volate. Esto último fue gracias a la labor de la compañía que invirtió tiempo y recursos en reconstruirlo a modo de réplica gracias a los diagramas que quedaban en papel. ¿Crees que habría logrado alcanzar la velocidad que esperaban?