Hay algo mágico y con un evidente atractivo en la dureza e impasividad ante el avance del tiempo de ciertos vehículos. Quizá es porque apelan a nuestro lado más primitivo del cerebro, que busca seguridad en lo conocido, en lo que funcionaba. Pero es una realidad incontestable que ciertos Mercedes de los años setenta y ochenta son máquinas indestructibles. Y este nuevo vídeo es la enésima prueba: solo este coche, con el motor más denostado por Europa, podría arrancar así tras 16 años abandonado.
Mercedes-Benz Mercedes Clase E
Este coche es un Mercedes W123, el «Mercedes Clase E» de los años setenta y ochenta. Originalmente esta unidad montaba un motor de gasolina, pero en la descripción del vídeo se recoge que este motor fue reemplazado por un OM 601 de ciclo Diesel, un motor atmosférico de 2,0 litros y 72 CV de potencia. Un motor de prestaciones glaciales, pero conocido por su fiabilidad y durabilidad: es capaz de recorrer un millón de kilómetros solo con un mantenimiento rutinario. Pero, ¿qué ocurre si ese motor se pasa 16 años a la intemperie?
Es lo que ha ocurrido con este Mercedes W123, aparcado en un campo en Estonia. Toda la pintura del coche ha perdido su brillo y está parcialmente enterrado en la tierra. Hay líquenes creciendo sobre el coche y su interior está lleno de moho y humedad. Es carne de desguace. Sin embargo, el youtuber Flexiny se ha propuesto arrancarlo y ver si puede volver a la vida. El primer paso es inflar sus ruedas y remolcarlo a otra zona, usando un Hyundai Terracan que llevaba aparcado seis años – que ya os enseñamos hace unas semanas.
Sorprendentemente, sus frenos no estaban completamente agarrotados, aunque el coche se estaba comenzando a fundir con la tierra. Al abrir el capó descubren que el motor de arranque tiene su cable de alimentación cortado. Tras solucionar este detalle y comprobar que hay aceite en el motor, proceden a tratar de arrancar el coche. Increíblemente, el motor arranca al toque, sin titubear lo más mínimo. Si lo hubieran aparcado hace unas horas habría arrancado igual. Vacila ligeramente y humea de forma notable, pero en unos segundos mantiene un ralentí estable.
Este motor de inyección mecánica deja de humear y suena redondo. Es absolutamente increíble. Por desgracia, el estado del resto del coche deja bastante más que desear. Su cambio automático no logra engranar marchas (parece «patinar»), su escape está podrido y aunque algunos elementos de su sistema eléctrico funcionan, parece evidente que el paso del tiempo ha hecho mella en él. El coche posiblemente tenga en un desguace su destino final, pero resulta sorprendente contemplar la calidad y durabilidad extrema de los motores diésel Mercedes de entonces.