El Dodge Challenger SRT Demon ha sido la gran sensación de las últimas semanas. En primer lugar, porque definitivamente estamos ante un acontecimiento único, ante la presentación de un deportivo que de verdad pasará a la historia. En segundo lugar, porque Dodge ha ido anunciando las claves de su nuevo SRT Demon con cuentagotas, calculando muy bien los tiempos, y generando una expectación de la que nosotros – mea culpa – hemos sido cómplices y partícipes. Y en tercer lugar, por el hecho de que hayan conseguido crear el deportivo de producción más rápido en pruebas de aceleración. Ahora bien, ¿merece la pena crear el deportivo más rápido acelerando en línea recta? ¿a qué has de renunciar para gozar de un coche de estas características?
Desde la mentalidad europea, que también viene impuesta por nuestra propia cultura automovilística, o la naturaleza de las carreteras que empleamos habitualmente, sería muy difícil comprender la existencia de un deportivo que haya sido concebido para acelerar en línea recta. En Europa, un deportivo se entiende como algo más que mucha potencia, y el menor peso posible, se espera que su chasis goce de una puesta a punto adecuada y un equilibrio para disfrutar tomando curvas.
Pero resulta que el Dodge Challenger SRT Demon se ha centrado única y exclusivamente en un aspecto, en el de ser el más rápido acelerando en línea recta. Y eso, como veremos a continuación, estará reñido con la idea que tenemos en Europa de un deportivo.
En el Dodge Challenger SRT Demon, por ejemplo, nos encontramos con unas suspensiones que han sido diseñadas para distribuir toda la carga del coche en el eje trasero en una aceleración desde el momento en que estamos parados. El único objetivo de Dodge, de nuevo, es conseguir la máxima tracción en los primeros metros. Y creedme, para acelerar de 0 a 60 mph en 2,3 segundos no solo necesitaréis mucha potencia, sino también que los neumáticos puedan transmitirla toda al asfalto. De hecho, la puesta a punto del SRT Demon es tan radical que es capaz de hacer caballitos y se ha anotado el tanto de conseguir el Récord Guinness del coche de producción capaz de levantar sus ruedas delanteras más arriba, 89 centímetros (ver récord del Dodge Challenger SRT Demon haciendo caballitos).
Decíamos que si quieres ser el más rápido acelerando, desde parado, necesitarás una capacidad de tracción altísima. De ahí que Dodge haya escogido un neumático específico para este tipo de pruebas, muy ancho, para maximizar la superficie de contacto con el asfalto. Un neumático específico que, además, es legal en carretera.
Dado su enfoque deportivo, y el único objetivo de que este SRT Demon pueda utilizarse en la calle, pero a la vez ser la máquina perfecta – de serie – para pruebas de aceleración, Dodge optó incluso por montar unos neumáticos exactamente iguales en el eje delantero que el trasero. Eso quiere decir que este coupé tendrá un neumático más ancho en el eje delantero ¡que los neumáticos traseros de un Lamborghini Huracán! Con esto ya podemos ir haciéndonos una idea de que su maniobrabilidad o su agilidad tomando curvas no serán su fuerte.
Para crear un deportivo tan rápido en aceleración has de contar con mucha potencia, pero aún más reducir las masas. El trabajo de aligeramiento del Dodge Challenger SRT Demon ha llegado hasta un punto realmente obsesivo. Se ha prescindido de multitud de sistemas de a bordo, prácticamente de todo aquello que no ayudara a conseguir que este coche fuera más rápido. Se han eliminado multitud de aislamientos acústicos y, de serie, el SRT Demon prescinde de asientos para el acompañante y los pasajeros de las plazas traseras. En definitiva, es un monoplaza, si bien es cierto pueden instalarse estos asientos por el precio simbólico de un dólar.
También es cierto que existen varios deportivos que son capaces de bajar en un 0 a 100 km/h en menos de 3 segundos y no han tenido que recurrir a una configuración tan radical como la del Dodge. En cualquier caso hay que insistir en que para este Dodge no solo era importante acelerar muy rápido en esos primeros metros, hasta las 60 mph o hasta los 100 km/h, sino llegar cuanto antes, y a la mayor velocidad posible, al cuarto de milla, que es la métrica que más le importaba – y la única que le importaba – al equipo encargado de su desarrollo.
Hace poco mi compañero Sergio ya os hablaba, incluso, de por qué es tan irrelevante el 0 a 100 km/h en un deportivo y por qué no deberíamos obsesionarnos con esta métrica. Un 0 a 100 km/h muy rápido no significa necesariamente que un deportivo sea rápido, ni en la calle, ni en los circuitos, donde no nos dedicamos a acelerar continuamente desde parados, sino más bien a acelerar en recuperaciones, de 80 a 120 km/h para incorporarnos a una autopista, o de 60 a 150 km/h para salir de una curva en circuito y encarar una recta hasta la siguiente curva. Ver artículo: la guerra de los 0 a 100 km/h, o por qué son tan irreales como irrelevantes en la vida real.
Desde la mentalidad europea es muy probable que nos cueste entender por qué merece la pena renunciar a tanto, y hacer tantas concesiones, para conseguir el único objetivo de ser el más rápido en el cuarto de milla. Y más siendo conscientes de que existen otros muchos deportivos capaces de acerar muy rápido, siendo más equilibrados en otros aspectos que en Europa consideramos imprescindibles. Pero estaréis conmigo en que en Estados Unidos la acogida de un coche como el SRT Demon será bien diferente y que nuestra opinión no será compartida por muchos amantes de la velocidad. Especialmente por aquellos que están introduciéndose en las drag races sancionadas por la NHRA y que encontrarán en el SRT Demon el deportivo ideal para aparcar frente a su vivienda unifamiliar y poder escaparse cualquier fin de semana a una prueba de aceleración y ganar a máquinas con preparaciones muy radicales.
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