Los movimientos que estamos viendo en los últimos meses, en diferentes marcas de coches, son muy ilustrativos del futuro que le espera a la industria, y de los intereses de cada fabricante. De las dos corrientes mayoritarias, la de abogar por la retirada ordenada de los diésel, en algunos casos incluso precipitada, o resistirse a la desaparición del diésel, los fabricantes de coches alemanes han optado por esta última. Alemania se la juega. Y es por eso que Merkel ha querido echar un cable a los diésel, pero también a los coches alemanes.
Merkel echa un cable a los coches alemanes… y diésel
Mientras las administraciones locales y regionales estrechan el cerco a la contaminación, y a los contaminantes, y estas posiciones tienen cada vez más peso en el Bundestag, en el Parlamento Federal, la Canciller de Alemania, Angela Merkel, ha pedido un respiro a los legisladores. Ver artículo: Alemania quiere revisar las emisiones de millones de diésel y que lo paguen los fabricantes.
Durante el último debate acerca de los presupuestos, Merkel habría mencionado el papel crítico que juegan los diésel, lo importante que será que la industria alemana invierta en el futuro, en el coche eléctrico, y por qué los políticos tienen que convencer a los fabricantes de ello, y estos últimos recuperar la confianza que han perdido en los últimos años, desde que estallara el escándalo de los diésel en el seno del Grupo Volkswagen. En otras palabras, Merkel quiere apretar, pero no ahogar a sus fabricantes de coches.
Los coches alemanes y los riesgos que afrontan
La Canciller de Alemania se ha mostrado en más de una ocasión en contra de soluciones técnicas, como la aplicación de sistemas de reducción de emisiones en coches antiguos, que implicarían un coste muy alto para los fabricantes. Los fabricantes de coches alemanes, por su parte, ya han comenzado a introducir por iniciativa propia diferentes llamadas a revisión voluntarias para aplicar soluciones técnicas sencillas que atenúan esas emisiones. Llamadas a revisión, insistimos, voluntarias, y por lo tanto independientes de aquellas que se llevaron a cabo en los vehículos afectados por el caso de los TDI de Volkswagen. Ver artículo: así es como Alemania se ha confabulado para evitar que el diésel muera.
Su idea está más próxima a la de evitar el coste tan elevado que tendrían estas campañas para los fabricantes de coches alemanes, y facilitar que estos inviertan en investigación y desarrollo de componentes electrónicos, software y coche eléctrico.
Y es que, sin duda, el diésel sigue siendo importante para los fabricantes de coches alemanes, el futuro no se entenderá sin grandes avances en tecnologías de electrificación, híbridos, eléctricos y baterías. Y el futuro tampoco se entenderá sin grandes avances tecnológicos en el desarrollo de software, y campos como el coche conectado y el coche autónomo. Y el temor, nada infundado, de Merkel y los fabricantes de coches alemanes, yace en que exprimir en exceso a los diésel implique dar una ventaja a los fabricantes de coches extranjeros, especialmente a los asiáticos.