Comprar un coche nuevo el próximo año 2021 va a suponer un mayor desembolso para el bolsillo de las familias debido principalmente a dos motivos, que son la finalización del Plan Renove 2020 y el fin de la moratoria del WLTP, traduciéndose este último punto en una subida del impuesto de matriculación entre los 500 y 1.000 euros de media. Dada la situación actual, en la que este año las ventas cerrarán por debajo del millón de unidades y sin atisbos de esperanza para el siguiente, todos los fabricantes han mostrado su tremendo malestar por el cese de esa moratoria al Gobierno, quien no se plantea de momento prorrogarla, existiendo serios rumores que la solución que plantará será prolongar las ayudas del Plan Renove cuyos fondos se mantienen casi intactos (más del 85 %), pero ¿tiene sentido esta maniobra?
Aunque los continuos rebrotes de COVID-19 y la incertidumbre en lo ecónimo y el empleo no está ayudando precisamente a la venta de coches, cuyo únicos brotes verdes los tuvimos en julio como consecuencia de la demanda retenida durante todos esos meses de confinamiento domiciliario, el Plan Renove tampoco lo está haciendo. De hecho, podríamos calificarlo como un fracaso, ya que dese su entrada en vigor a mediados del mes de junio sólo se ha consumido poco más del 10 % de los fondos destinados al mismo.
Parte del fracaso de estos incentivos que finalizan el 31 de diciembre de 2020 se debe a la escasa ayuda real que suponen, entre 400 y 1.000 euros en función de si el vehículo adquirido es etiqueta C o ECO, calificación energética A o B según el IDAE, más otros 500 € en ciertas situaciones puntuales. Así pues, rara recibir esa ayuda es necesario achatarrar un vehículo con una antigüedad mínima de 10 años del que hayamos sido titular los últimos 12 meses y con todas sus obligaciones tributarias al día, es decir, que esté en orden de marcha. Pero eso no es todo, ya que además tendremos que tributar por tal ayuda. En el mejor de los casos, ¿de verdad un coche con diez años vale mil euros?
Por tanto, solucionar la subida del impuesto de matriculación con un programa de incentivos que ha fracasado no parece muy inteligente, pero es que además, esa solución no sería completa, pues a todo cliente le afectará la subida el impuesto de matriculación, pero no todo el mundo puede acogerse al Plan Renove (ni todos los coches cumplen las características de mismo, y ni todo aquel que compra un coche está pensando en sustituir otro de diez años, como por ejemplo una empresa).
Recordemos brevemente en qué consiste esa subida del impuesto de matriculación. Con la implantación ciclo WLTP en sustitución del anterior NEDC los valores de consumos y emisiones homologados se justan más a la realidad, lo que evidentemente supone que son más altos. En el caso del impuesto de matriculación, se establecen una serie de tramos en función de la emisiones de CO2. Así pues, al subir la emisiones algunos modelos/motorizaciones subirían al tramo superior, incrementando considerablemente su tributación. Para solucionarlo, en su momento el Gobierno aprobó una moratoria que finaliza este año y en la que el valor que se tenía en cuenta era el llamado NEDC correlado, una cifra a medio camino entre el WLTP y el anterior NEDC y que consiste en estimar cuál hubiese sido el resultado de un ensayo NEDC a partir de los datos WLTP.
¿Qué consecuencias tendrá esta subida de precios por no prolongar la moratoria del WLTP?
La consecuencia directa y más inmediata es la subida de precio de muchos coches entre los mencionados 500 y 1.000 euros de media, siendo más notable su efecto en todos aquellos que se encuentran por debajo del umbral de 120 gramos de CO2/km y ahora pasará a tributar el 4,75 %. Esto provocará según Fidel Jiménez de Parga (director general de Skoda España) en declaraciones recogidas por EuropaPress que más del 50 % del mercado suba de precio, estimándose que más de 100.000 unidades dejen de ser venidas el próximo año y que se traduce en un «tiro en el pie» por parte del Gobierno, ya que representan unos 500 millones de euros en ingresos en concepto de impuestos.
Todo ello desencadenará una caída más acusada de las ventas de cara al próximo año. España, que en los últimos ejercicios se estaba moviendo en el entorno de las 1,3 millones de unidades cerrará este año de coronavirus sobre las 0,9 millones, pero es que para el próximo las previsiones no son muy esperanzadoras, en parte debido a esa subida del WLTP que otros países como Francia o Portugal han sorteado, según explicaba de Parga, «moviendo la curva y manteniendo el mismo nivel de carga impositiva, lo que provocará un impacto positivo en la demanda, en la recaudación de impuestos, en el empleo y el medio ambiente».
Por otro lado, comentaba hace unos día Mikel Palomera, director general de SEAT España, en la presentación del nuevo SEAT León eHybrid, que además de no ser el momento de subir impuestos, esta incertidumbre en las políticas Gobierno, con sectores muy concienciados de la importancia de España en la industria de la automoción (somos el segundo país fabricante de automóviles en Europa con 2,82 millones de unidades) como el Ministerio de Industria, pero con otros que no lo están tanto, puede provocar que ciertos fabricantes tiendan hacia «posturas más conservadoras en cuanto a producción se refiere».