Los patinetes eléctricos están de moda y no te descubrimos nada con ello. Si ya antes de la pandemia pegaban fuerte, la «nueva movilidad» que nos ha traído el coronavirus está multiplicando el número de VMP y scooters de este tipo que vemos por las calles. Si sueles conducir moto y algunas vez te has preguntado si merece la pena un cacharro de éstos, te cuento mi experiencia y algunos consejos.
Llegó el 5 de enero y, contra todo pronóstico, sus majestades los Reyes vinieron cargando desde Oriente con un paquete enorme y pesado. Al tomarlo, no pude evitar sentirme como un niño abriendo un juguete nuevo, solo que en este caso se trataba de un patinete eléctrico.
Pongamos las cosas en su contexto: vivo en una ciudad de mediana envergadura, en la que la mayoría de los trayectos no superan los 7 km y donde es posible recorrer distancias sin pendientes enormes. Por motivos de trabajo he estado todo este mes sin poder usar mi querida moto, así que he tenido la ocasión de probar a fondo un patinete estándar, de una marca muy conocida.
Aquí van mis impresiones desde el punto de vista de un motorista que comienza en patinete
1. Hay que mentalizarse
Las expectativas en este asunto como en el resto de la vida son clave, así que hay que saber manejarlas. Si lo que esperas es un bólido que acelere, corra y absorba los baches como un loco, hay que saber que un patinete de este tipo no es lo tuyo.
Más aún, con la nueva normativa que regula el uso de patinetes eléctricos, incluso opciones mucho más ambiciosas se ven muy limitadas en determinados aspectos, por lo que conviene tener en cuenta para qué queremos un vehículo eléctrico de este tipo.
2. Haber conducido moto ayuda a llevar un patinete
Pues sí, es verdad que se parecen lo que huevo a una castaña al menos a primera vista. Ni la mecánica, ni el comportamiento ni el peso son similares, pero guardan una cosa en común: tanto las motos como los patinetes brindan un modo de moverse muy diferente de los automóviles y otros vehículos, especialmente en ciudad.
3. Aunque parezca mentira, en patinete eres (todavía más) invisible
Conectado con el punto anterior, una sensación continua que me ha acompañado en estos días es el de no ser visto por la gran mayoría de otros usuarios.
Ello en parte se explica por la razón psicológica de que un conductor en coche busca instintivamente vehículos similares cuando controla el tráfico. Si ya es fácil que ignoren una moto, cortándoles el paso o girando sin señalizar, tanto más lo es en el caso de alguien que es casi un peatón en términos de visibilidad pero se desplaza de un modo y por unos sitios a los que aún no se está acostumbrado, encima sin hacer ruido.
Además, me atrevería a decir que, una vez vistos, cierto sector de conductores no respeta a los usuarios del patinete. Algo similar sufren las motos y en especial los ciclistas, pero en el caso de éste las actitudes agresivas y la tentación de adelantarte sin distancia es todavía más palpable.
4. En patinete se pasa (todavía más) frío
Como lo oyes: me ha sorprendido el frío que se sufre yendo en scooter eléctrico durante el invierno. A pesar de no alcanzar más de 25km/h y vestir bien abrigado, el hecho de no tener ningún tipo de carenado y conducir totalmente de pie hace que el aire gélido te impacte y se cuele por todos los resquicios que puede.
5. Hay que equiparse…y no es broma
Ello me lleva a una consejo adicional: es muy importante equiparse. Aunque hoy día se ve mucho de todo por la calle y en ciertas ciudades no es obligatorio llevar casco u otras prendas de protección, sí que es inteligente proveerse al menos de éste y de unos guantes decentes.
En resumen, si se sabe llevar con cabeza, un motorista puede disfrutar y sacar mucho partido de un patinete de este tipo. Te encantará eso de simplemente salir de casa y sin más encender tu medio de transporte y hacerte unos kilómetros mucho más ágilmente que en coche o bus.
Eso sí, para todo lo demás, nada como tu moto.