Estamos rodeados de aire. Estamos continuamente inhalando y exhalando aire y pobre de aquel que deje de hacerlo. Aire, eso es todo lo que necesitaba el motor y por ende el coche de aire para funcionar. Simplemente aire, ni combustible, ni arrastrar con unas pesadas baterías.
«Un motor que utiliza aire como combustible»
A diferencia de otras historias, que escondían gato encerrado, como el motor de agua de Arturo Estevez, y que han trascendido hasta nuestros días en blanco y negro, la del motor de aire no es una historia antigua, sino también moderna. Y el motor de aire no es ni mucho menos una idea utópica y fantástica.
Técnicamente no reviste ninguna complejidad introducir aire a presión en un motor, con el que mover linealmente un pistón, transformarlo en movimiento circular con un cigüeñal, y proporcionar movimiento a un automóvil. Sin ir más lejos, esta tecnología ya comenzó a emplearse, en soluciones prácticas como el tranvía de Nantes, allá por 1879 (ver estudio de los motores neumáticos de aire).
El coche de las cien mil rupias y el motor de aire
Os contábamos que esta no es una historia en blanco y negro. De hecho es una historia bastante moderna que a este servidor, que se considera joven pero cada vez menos, le trae buenos recuerdos, de sus primeros años escribiendo en Diariomotor. Allá por 2007, una compañía india, Tata Motors, se había propuesto lanzar un automóvil tremendamente económico que debería costar no más de 1.500 o 2.000 euros. Su objetivo, reducir la notable diferencia existente entre el precio de una motocicleta y el coche más barato.
Mientras Tata acaparaba todas las miradas, desde todos los rincones del mundo, por el prometedor coche de las cien mil rupias, el Tata Nano, que no solo estaba destinado a permitir al pueblo de la India – hoy Bhārat – pasar de las dos a las cuatro ruedas, sino que también presuponía una proyección internacional del formato, se producía otro acontecimiento.
Tata Motors lanzaba un comunicado hoy desaparecido – ver en Wayback Machine – en el que anunciaba su colaboración con una compañía francesa llamada MDI, para emplear «un motor que utiliza aire como combustible», tal y como rezaba el título de la nota de prensa. No fue difícil atar los cabos. Si Tata Motors estaba desarrollando un coche tremendamente económico y a la vez invirtiendo en motores de aire, el Tata Nano debería ser también un coche con motor de aire.
Aire comprimido como vector energético
«El coche más barato del mundo se suponía que tenía que funcionar con aire comprimido», así reza un reportaje lanzado hace unas semanas por la publicación Road & Track y que aporta esta nueva visión de lo que pudo suceder y no fue.
MDI había desarrollado diferentes prototipos, ya no solo de motores que funcionaban con aire, sino también de vehículos ligeros que empleaban motores de aire. Su principio era sencillo. En lugar de un depósito de combustible, estos coches debían emplear un depósito de aire presurizado. Al conducir este aire comprimido hasta un motor, que no revestía ninguna complejidad, el depósito se despresurizaba, pero propiciaba la generación de movimiento lineal en un pistón, rotatorio con la acción de un cigüeñal y, en última instancia, en las ruedas, y el movimiento de un automóvil.
Entre sus promotores, Guy Nègre, que había sido ingeniero de motores de la Fórmula 1, y cuya visión con mucha base apuntaba a que «es impensable crear un coche ecológico que no sea también económico porque la gente no está preparada para gastar dinero para ser responsable con el medio ambiente». El Air Car de Nègre empleaba un motor de aire de cuatro pistones y 8 cámaras de compresión y expansión y un depósito de aire comprimido a 300 bares.
¿Era viable el motor de aire?
Así se inician toda una serie de cuestiones a favor, y en contra, de que esta tecnología pudiera introducirse en un automóvil y crear un coche con un motor de aire comprimido:
- El aire es abundante, se puede obtener en cualquier lugar sobre la superficie terrestre.
- Pero es importante recordar que para comprimir el aire se requiere energía. Podemos comprimir aire accionando un compresor empleando combustible, o energía eléctrica. No estaremos obteniendo energía de la nada, sino que estaremos transformando energías y acumulándolas en aire comprimido. A su favor, que es relativamente sencillo y económico disponer de un compresor en cualquier lugar, también en nuestro hogar, para conectarlo a la red eléctrica y «repostar» de aire nuestro coche
- Cuán seguro puede ser viajar con un depósito con aire a presión y asegurar que este no vaya a reventar en ninguna circunstancia o, de hacerlo, que se produzca en condiciones seguras
- Qué prestaciones podríamos conseguir empleando únicamente aire comprimido, pensemos que algunos de los vehículos que se probaron con esta tecnología apenas podían superar los 50 km/h. El AirPod exhibido por MDI en el Salón de Ginebra de 2009 llegaba a superar los 60 km/h
- Cuántos kilómetros podremos recorrer con un depósito de aire comprimido, algunos de estos prototipos apenas se aproximaron a los 200 kilómetros
Respecto a estas dos últimas problemáticas se propuso una solución inteligente, la solución híbrida. Un coche que funcionaría con aire comprimido a baja velocidad, en ciudad, en trayectos cotidianos diarios, y que emplearía un motor de combustión interna para alcanzar mayores velocidades en carretera, o para accionar un compresor que fuera introduciendo aire en el depósito. Esta misma solución sería explorada años más tarde por otros fabricantes franceses. Una historia no menos interesante que también merece la pena abordar en algún momento.
«El coche de aire era pura fantasía»
MDI, con su AirPod, y Tata, llegarían a mostrar diferentes prototipos de vehículos ligeros que empleaban motores de aire comprimido, pero no llegarían a producirse. Tampoco un Tata Nano de aire comprimido.
En su reportaje sobre el motor de aire, Road & Track hacía referencia a la experiencia del periodista Sirish Chandran, que investigó el proyecto de Tata y MDI. Y que tras visitar las instalaciones de la última en Francia reconoció que «el coche de aire era pura fantasía», y que «incluso tras haber visto prototipos en la fábrica, sigue pareciendo fantástico».
Sea como fuere, el motor de aire en sí mismo no era una fantasía. De hecho, MDI sigue trabajando en soluciones basadas en el motor de aire y evolucionó el concepto de su primer AirPod. Como su aplicación en vehículos muy ligeros – como carros de golf – o incluso de almacenamiento de energía estacionario, como sistemas domésticos para instalaciones de autoconsumo en las que la energía excedente producida por paneles solares pueda acumularse como aire comprimido.