Los combustibles fósiles, el diésel y la gasolina, tienen los días contados. O al menos ese es uno de los objetivos de la Unión Europea, a los cuales se ha adherido la industria del continente, para dirigirnos a un panorama en el que los coches eléctricos, ya sean de baterías, o con sistemas de pila de combustible y empleando hidrógeno, serán prácticamente la única opción posible.
En los últimos meses Europa se abría a valorar otras posibilidades, en las que se pueda alcanzar la neutralidad de carbono mediante alternativas a los combustibles fósiles, que pasan por combustibles sintéticos, biocombustibles, incluso hidrógeno como combustible.
¿Pero por qué no quemar amoniaco en nuestros coches? ¿Es al combustión de amoniaco una alternativa válida para el sector del automóvil?
Amoniaco como alternativa a diésel y gasolina
En China parecen estar convencidos de que esta podría ser una posibilidad. Guangzhou Automobile Group (GAC Motor) acaba de desvelar el que, según el fabricante chino, sería el primer motor para automóviles diseñado para funcionar con garantías con amoniaco, como alternativa a diésel y gasolina. GAC Motor es un fabricante de coches chino que ha destacado, sobre todo, por sus lazos con fabricantes como Honda, Mitsubishi y Toyota, para los que ha producido coches en China.
Estos días anunciaban haber desarrollado un motor para automóviles que funciona con amoniaco y, lo que es más importante, lo hace alcanzando una combustión estable y fiable con una entrega de potencia de hasta 120 kW (163 CV) y alcanzando una reducción de emisiones de CO y CO2 del 90% frente al empleo de gasolina o gasóleo (Bloomberg).
La industria sigue buscando alternativas que podrían permitir al motor de combustión interna seguir siendo relevante y, a la vez, cumplir con los objetivos de descarbonización de los desplazamientos por carretera. Los proyectos más importantes se están centrando en combustibles sintéticos neutrales, con unas propiedades similares al gasóleo y la gasolina que utilizamos hoy en día en nuestros coches, algunos incluso están trabajando para investigar la combustión de hidrógeno. El amoniaco parece no haber captado aún tanto interés en la industria del automóvil, pero como veremos a continuación si pretende jugar un papel fundamental en la descarbonización de la economía.
Diésel, gasolina, combustibles sintéticos, hidrógeno… y amoniaco
El amoniaco como combustible presentaría notables ventajas, partiendo del hecho de poder emplear motores de combustión interna que no serían tan diferentes de los que utilizamos con gasóleo o gasolina. El amoniaco ya se está produciendo en grandes volúmenes, y su producción es además económica, en paralelo al auge de la producción de nitrogenados que se inició a comienzos del siglo pasado. Si bien es cierto el amoniaco sigue produciéndose, generalmente mediante gas natural, y por lo tanto mediante procesos con una huella de carbono nada desdeñable, también podría producirse mediante procesos con una huella de carbono neutra y en paralelo a la producción de hidrógeno, u otros combustibles neutrales, empleando energía renovable.
Pero el empleo de amoniaco como combustible sigue presentando importantes retos. Con unas emisiones de CO y CO2 bajas, la combustión de amoniaco genera unas emisiones elevadas de NOx – que preocupan especialmente por sus efectos en la salud en las ciudades – que han de ser neutralizadas mediante sistemas de post-tratamiento.
Y si bien sería más económico y sencillo de transportar y almacenar que el hidrógeno, también presenta dificultades añadidas en este sentido frente a los combustibles que habíamos empleado hasta ahora. Precisamente hoy os hablábamos de los números que deberían hacernos dudar de la viabilidad tanto de los combustibles sintéticos, como del hidrógeno como combustible.
En el pasado ya hemos visto cómo el amoniaco ha llegado a utilizarse como combustible de emergencia, como sucedió en Bélgica durante la Segunda Guerra Mundial.
un barco que ya funciona mediante amoniaco
Amoniaco sí, pero para el transporte marítimo
El amoniaco sí parece haber tomado posiciones para convertirse en una de los soluciones que harían viable la descarbonización del transporte marítimo, donde es inviable la electrificación completa y transportar la energía almacenada en baterías.
Y, sin duda, la asociación de la producción del amoniaco con el desarrollo de ecosistemas de hidrógeno podría conseguir la reducción de la huella de carbono de un sector de la industria tan contaminante, y a la vez relevante para la economía global, como es el de los transportes marítimos.