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Ni corre, ni gasta ni se rompe, un motor infravalorado y adelantado a su tiempo que te ahorra masajes

Damos ya por hecho que si pensamos en un coche indestructible pensamos en dos modelos: la Toyota Hilux, especialmente las generaciones que se han utilizado incluso para librar guerras en África soportando la dureza de las carreteras de los países africanos, o la Citroën C15, capaces de aguantar hasta medio millón de kilómetros con un mantenimiento básico. Pero hay más ejemplos y hoy traemos uno que no sale a la palestra todos los días: el D3EA de Hyundai.

Un tricilíndrico muy adelantado al downsizing

Cuando Hyundai llegó a Europa (en España lo hizo allá por 1992) lo hizo como una marca con modelos sencillos y baratos, más parecido al enfoque de Dacia de hace no mucho que a la Hyundai más madura y evolucionada que vemos a día de hoy. El Accent de primera generación fue, por supuesto, uno de sus principales caballos de batalla, un sencillo coche para toda la familia que ofrecía espacio por un precio lógico, aunque necesitaba evolucionar. Y, a finales de la década, llegaba la segunda generación, que daba un firme paso (o dos) adelante.

Entre los motores que equipaba el Accent estaba la familia Alpha, tanto los Alpha de tres válvulas por cilindro como los Alpha II de cuatro válvulas por cilindro, pero hoy nos centramos en el otro motor de su gama: el D3EA, un diésel tricilíndrico 1.5 de cuatro válvulas por cilindro. Un motor sencillo, con culata de hierro fundido con las cabezas de los cilindros de aluminio.

No era un motor potente y las vibraciones eran muy notables, pero tenía otras ventajas

El Hyundai Atos presume de compactibilidad y eficiencia en espacios urbanos.

De entrada, vayamos con los puntos negativos: con 82 CV y 182 Nm de par motor, no es un motor potente y fuera de entornos urbanos, se queda corto para los estándares actuales, más allá de la patada inicial a bajas vueltas que uno espera de un coche de gasóleo. Además, las vibraciones procedentes del tricilíndrico hacen que la función de masaje de los asientos de coches modernos sean cosquillas en comparación.

Ahora bien, el hecho de no ser un motor tan ‘apretado’ hace que pueda hacer miles y miles de kilómetros sin apenas pasar por el taller, más allá del mantenimiento básico (filtros y aceite). Prueba de ello es que aún es común ver muchas unidades con este motor en las carreteras españolas.

Una familia de motores duraderos en modelos económicos

Vista lateral de vehículo económico con diseño funcional.

No era un motor exclusivo del Accent ni mucho menos: tanto los Accent de segunda generación (los cuales tuvieron restyling de 2003 en adelante) como los Getz y Matrix llevaban este D3EA. Como uno podría esperar de un diésel no muy potente, es también un diésel con unos consumos considerablemente contenidos, de manera que uno no frecuentará tanto las gasolineras – las cifras de entonces hablan de 5,5 l/100 km en ciclo combinado.

Era el hermano menor de los D4EA (2.0) y D4EB (2.2), ambos ya de cuatro cilindros, que veríamos en Hyundai más modernos y que se siguen comercializando a día de hoy, como los Tucson, los primeros Santa Fe, los Elantra o la primera generación del Hyundai i30. También utilizaron estos motores diesel los Kia Ceed, Cerato o Sportage.

De motores diésel a los actuales híbridos en Hyundai

Y es que asistimos a un momento en el cual las marcas están retirando del mercado los motores diésel, poco a poco. En cierto modo, salvo casos de muchísimos kilómetros en carretera, ya no ‘hacen falta’: sus consumos no difieren tanto de los gasolina, existiendo además motores con microhibridación que ayudan tanto con el consumo como con las emisiones.

La propia Hyundai, sin ir más lejos, ha hecho esto con el Santa Fe nuevo, pasando de tener motores diesel a versiones HEV y PHEV. Estos motores diesel, además de realizar grandes servicios, son los que han ayudado a posicionar entre la sociedad a Hyundai durante sus primeros años hasta alcanzar el estatus que tiene en la actualidad en Europa. Nada mal para un tricilíndrico con vibraciones de escala Richter…

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¡Muy bueno!

David Durán

Habiéndose criado a pocos kilómetros del Circuito de Jerez y viendo cierto trío de ingleses hablando de coches desde pequeño, para David Durán decantarse por el mundo del motor no le fue difícil. Desde que se cruzó con un Ferrari F40 y un Lamborghini Diablo en plena carretera en un 'simple' viaje familiar, siempre ha querido estar ligado a la automoción. Seguir leyendo...

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