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NASA Crawler, el coche de las lanzaderas espaciales y cohetes

Lanzar un cohete o una lanzadera espacial fuera de la atmósfera terrestre es una tare increíblemente compleja que requiere que un gran número de pasos sean efectuados correctamente. Como si de un puzzle se tratase, todas las piezas deben encajar bien: miles de millones de dólares están en juego, además de la vida de los astronautas – si hablamos de una expedición a la Estación Espacial Internacional. Una de las fases más críticas de un lanzamiento es el transporte del vehículo espacial hasta la su plataforma de lanzamiento.

NASA Crawler, el «coche» de los cohetes y lanzaderas espaciales

En Baikonur (Kazajstán), la agencia espacial rusa empleaba potentes locomotoras diésel, pero en Cabo Cañaveral (Florida, EE.UU.) se recurre a vehículos autopropulsados conocidos como NASA Crawlers. Son dos inmensas plataformas de carga asentadas sobre pesadas cadenas, diseñadas para transportar grandes pesos desde el complejo de montaje de las lanzaderas y cohetes (VAB, Vehicle Assembly Builiding) hasta la zona de lanzamiento (Launch Complex 39). Un trayecto de sólamente 5,6 km que se recorre con extremo cuidado en unas cinco horas.

Es el segundo vehículo autopropulsado (y de combustión interna) más pesado del planeta, solo por detrás de la grúa china XGC88000

Vista aérea del Crawler-Transporter de NASA, vehículo monumental.

Fotos de los NASA Crawler Transporter

Dos ejemplares idénticos de este colosal vehículo se han construido. Fueron encargados durante la carrera espacial a Marion Power Shovel, empleando componentes fabricados por Rockwell International y diseñados por Belcrus Corporation. Se han apodado Hans y Franz, en honor a un dúo paródico de culturistas austriacos, populares en el late night Saturday Night Live. Fueron entregados a la NASA en 1965, con una garantía de 50 años o 5.000 millas y un coste unitario de 14 millones de dólares. Es decir, 139 millones de dólares a precios actuales.

Sus dimensiones son hercúleas: miden 40 metros de largo y 35 metros de ancho. La altura de su plataforma de carga es ajustable entre 6,1 metros y 7,9 metros. Es necesario levantar su parte trasera para mantener horizontal el vehículo espacial que transporta al superar la pendiente del 5% que lleva hasta la plataforma de lanzamiento. Para que nos hagamos una idea de su precisión, la parte superior de la lanzadera espacial que lleva encima nunca se mueve en más de 30 cm – y hablamos de que su carga son cohetes espaciales de decenas de metros de altura.

Son tan anchos como una autopista americana de ocho carriles

Vehículo NASA Crawler-Transporter portando un cohete espacial.

Para maniobrar con precisión, Hans y Franz utilizan tecnología láser. Cada unidad pesa 2.721 toneladas, y va asentada sobre cuatro juegos dobles de orugas. Cada oruga lleva 57 eslabones, y cada eslabón pesa 910 kg, poco menos que un FIAT Panda. Las orugas se reemplazaron en 2004, tras una inspección que reveló su precario estado tras cuatro décadas de uso. La capacidad de carga de estos mastodontes es quizá su característica más importante. Se estima su capacidad máxima de carga en aproximadamente 8.200 toneladas.

Es una cifra apabullante, muy superior a las 5.400 toneladas máximas con las que fueron diseñados ambos vehículos.

De Crawler-Transporter a Super Crawler

En 2016, tras años de modificaciones, la NASA actualizó de forma profunda uno de sus Crawler-Transporter, concretamente su segunda unidad. Las actualizaciones del Crawler-Transporter 2 no son un lavado de cara, equivaldrían a una «nueva generación» si hablásemos de un vehículo de turismo. Denominado Super Crawler tras sus modificaciones, el objetivo de esta actualización fue hacer compatibles con las exigencias del sistema Artemis de cohetes pesados, con el que EE.UU. volverá próximamente a lanzar misiones tripuladas a la Luna.

La NASA pretende que el Crawler-Transporter 1 sea «alquilado» para misiones espaciales privadas

Vista lateral NASA Crawler-Transporter en acción

Os preguntaréis qué motores mueven a esta mole. Los motores de tracción siguen siendo dos diésel ALCO 251 de 16 cilindros en uve y una potencia unitaria de 2.750 CV, inicialmente diseñados para locomotoras pesadas diésel-eléctricas. Se mantienen en perfecto estado – fueron revisados por ALCO – con una potencia combinada de 5.500 CV. Estos motores suministran energía a cuatro generadores de 1.000 kW (1.340 CV), que luego actúan sobre 16 motores eléctricos, que son los que transmiten a las orugas, y al suelo, la potencia del vehículo.

Dos generadores de 1.500 kW fueron instalados en 2013, alimentados por motores diésel recién renovados. Estos se encargan de alimentar los complejos sistemas hidraúlicos, la iluminación, ventilación y demás funciones auxiliares de estas plataformas. A mayores, el Super Crawler dispone de dos generadores diésel de 200 CV cuya función es alimentar su sistema eléctrico. Más que un vehículo, parece una ciudad sobre ruedas. En la actualización también se reacondicionaron y actualizaron 45 áreas, entre ellas su sistema de propulsión y sus dos cabinas de conducción.

Transporte oruga de la NASA, capaz de llevar cohetes al lanzadero.

El consumo de combustible de este monstruo no es escaso, ¿qué os parecen 30.000 l/100 km? ¿o mejor debería decir 296 l/km? Con el peso que mueve es normal semejante consumo de combustible, que haría llorar incluso al dueño de una petrolera. Sus depósitos de combustible tienen una capacidad de 19.000 litros de gasóleo, suficientes para unos cuantos viajes de ida y vuelta hasta la zona de lanzamiento. Su velocidad máxima con carga es de 1,6 km/h, sin carga tiene una punta de 3,2 km/h. Una persona a pie es más rápida.

En 1969 llevaron al Saturn V a su plataforma de lanzamiento. Su destino final fue la primera misión lunar tripulada

Al menos cinco técnicos son necesarios para operarla y sobre ellos recae una responsabilidad inconmensurable. A pesar de la gran automatización y renovación electrónica de las máquinas, el factor humano es indispensable cuando transportas una carga cuya base tiene las dimensiones de la zona interior de un campo de béisbol: 27×27 metros. Desde su compra en 1965, se estiman que las máquinas han acumulado unos 5.500 km, siendo Franz la que más «kilometraje» acumula. Esa distancia equivale a un viaje de ida entre Miami y Seattle.

El NASA Crawler-Transporter, vehículo icónico del programa espacial.

Aunque desde el año 2015 ya no están en garantía – ya quisieran esta garantía muchos fabricantes de coches – la NASA tiene planes de seguir usando al menos su Super Crawler en el futuro. Su actualización extiende su vida útil en al menos 20 años y desde el año 2000, ambas plataformas son objetos industriales catalogados (y protegidos) por el U.S. National Register of Historic Places.

Fotos de los NASA Crawler Transporter

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Sergio Álvarez

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