La conclusión de este vídeo es sencilla. Si vas a conducir sobre nieve o hielo la diferencia en comportamiento la marcan de forma casi exclusiva los neumáticos de invierno. En Diariomotor no nos cansamos de enseñaros ejemplos, y siempre recuerdo uno de los más llamativos, un BMW M3 E46 con neumáticos de invierno, «humillando» a un Subaru Forester con tracción total y neumáticos convencionales en una pequeña cuesta helada. En este artículo veremos una detallada comparativa entre dos BMW X1, uno de ellos con tracción total y neumáticos de verano, y otro de tracción delantera, calzado con neumáticos de invierno.
Este vídeo ha sido grabado por Tyre Review, un canal de YouTube británico dedicado a hacer pruebas de neumáticos. Han viajado hasta el norte de Finlandia con dos BMW X1 de idéntica motorización pero diferente sistema de propulsión, con el objetivo de averiguar cuál de ellos se comporta mejor sobre nieve – nieve bien compactada y dura – y si la tracción total puede suplir la falta de neumáticos de invierno. Para ello han diseñado una serie de pruebas, siendo la primera de ellas una prueba de aceleración de 0 a 50 km/h, seguida de una frenada desde la misma velocidad.
BMW X1
Además de acelerar notablemente más rápido, el coche con tracción delantera y neumáticos de invierno frena muchísimo más rápido. El coche con neumáticos de verano ha tardado más de 35 metros adicionales en detenerse. La diferencia sería aún superior a más velocidad y en la práctica puede suponer la diferencia entre una sencilla frenada o un aparatoso accidente. En la frenada no influye en absoluto el tipo de tracción del coche, sólo sus neumáticos. El neumático de invierno tiene una banda de rodadura con muchos más surcos y su compuesto está diseñado para funcionar de forma óptima a temperaturas inferiores a los 7 grados.
Una sencilla pendiente del 10% se convierte en un obstáculo insalvable para el coche de tracción total, que es incapaz de subirla incluso con el control de tracción desactivado. En esa misma pendiente, en bajada, el coche con neumáticos de invierno frena sin drama alguno. Quizá la prueba más esclarecedora de todas es una prueba del alce a baja velocidad, a 35 km/h. El coche con neumáticos de invierno hace la esquiva sin problema, mientras que el coche con neumáticos de verano apenas varía su trayectoria ante el obstáculo, llevándoselo por delante. Imaginad ahora que el obstáculo es un niño o un coche parado.
¿Qué conclusiones podemos sacar de todo esto? Un coche con tracción total puede ser más seguro y eficaz que un coche de tracción delantera a igualdad de «calzado», pero la diferencia sobre superficies nevadas o heladas la marca el neumático. Sí, un coche de tracción delantera y neumáticos de invierno le dará mil vueltas a un coche de tracción total equipado con neumáticos convencionales. A las pruebas me remito.