Nio es uno de los fabricantes de coches eléctricos más prometedores de origen chino. Su supercoche ya demostró ser capaz de rodar en el Infierno Verde al ritmo de un McLaren P1 LM y su gama de coches eléctricos – el todocamino ES8 es su punta de lanza en Europa – ya está a la venta en Noruega, con una expansión inminente a cinco países europeos adicionales. Lo llamativo de Nio no son sus productos – en sí mismos, casi intachables – si no su innovador sistema de intercambio de baterías descargadas, en estaciones creadas al efecto.
Decimos innovador porque a día de hoy, es el único fabricante que está llevando a cabo una iniciativa similar. No obstante, hace ya más de diez años, en Israel se llevó a cabo por parte de la startup Better Place un proyecto similar con coches eléctricos de Renault. La escasa penetración del coche eléctrico hizo que el proyecto fracasase: era demasiado pronto. Por fortuna, Nio está apostando fuertemente por las estaciones de intercambio de baterías, y todo parece indicar que está siendo uno de los puntos fuertes de su expansión internacional.
Al igual que los supercargadores de Tesla marcaron la diferencia cuando Tesla comenzó su andadura, estas estaciones de intercambio prometen cambiar las reglas del juego. Y es que en solo cinco minutos, nuestro coche, cuya batería está descargada, puede recibir una nueva batería, completamente cargada. Un proceso tan rápido y cómodo como un repostaje de combustible en un coche convencional. El servicio se denomina BaaS (Battery as a Service) y funciona mediante una suscripción mensual de importe fijo. Tan sencillo como eso.
Según el CEO de Nio, Li Bin, el 92% de los propietarios de un Nio en Noruega se han suscrito a su servicio de intercambio de baterías, que funciona sin perjuicio de las recargas convencionales – por ejemplo, en una viaje de larga distancia. El Nio ES8 a la venta en Noruega está disponible con baterías de 75 kWh y 100 kWh de capacidad, ofreciendo esta última una autonomía WLTP de 500 km. Alemania será el siguiente país europeo en la expansión de Nio, y al igual que el país nórdico, tendrá estaciones de intercambio de baterías.
Como es lógico, este servicio implica una infraestructura dedicada – las baterías descargadas deben estar en constante recarga, y almacenadas en la propia estación – y una considerable inversión por parte del fabricante. Además, el coche eléctrico debe estar desde el principio diseñado para poder usar este sistema.
Fotos del Nio ES8
Fuente: The Driven