Vas a girar a la izquierda en la próxima intersección, pero antes de que lo hagas, e incluso de que tus dedos se desplacen hacia la palanca con la que indicarás la acción, y tus manos vayan a girar el volante, tu coche ya lo sabe. Parece ciencia ficción, pero para Nissan esta tecnología es mucho más importante, realista, y acorde con las necesidades de sus clientes, que tecnologías que hoy en día están en boca de todos, como la conducción autónoma. ¿Y cómo pretende Nissan leer tu cerebro? ¿Cuál es el objetivo?
La comunicación cerebro-a-coche de Nissan
Igual que todos los fabricantes ya están trabajando en tecnologías como la comunicación coche-a-coche, y coche-a-infraestructura, Nissan estaría desarrollando un sistema para leer la información del cerebro del conductor, y aplicarla en sus coches. Huelga decir que estamos ante una tecnología experimental, aunque ya cuentan con los sistemas necesarios para aplicarla, y la presentarán en la feria tecnológica más importante del año, el CES Las Vegas 2018.
Para ello, el conductor emplea un gorro de electrodos, similar a los utilizados en neurociencia, que es capaz de identificar las señales del cerebro, e interpretar sus reacciones.
A día de hoy nadie se puede imaginar conduciendo con ese gorro en la cabeza. En un futuro, en el que reconocer las señales del cerebro sea más sencillo, y menos incómodo, esta tecnología podría aplicarse para mejorar los sistemas predictivos de sus coches.
De esta forma, el coche podría anticiparse a nuestros movimientos, como iniciar un cambio de dirección, girar el volante, o pisar el acelerador, para conseguir que la respuesta del vehículo sea mucho más rápida y natural. Según aseguran, los tiempos de respuesta en este tipo de situaciones, como el giro de la dirección, o el acelerador o la frenada, podría reducirse entre 0,2 y 0,5 segundos, que en ciertas situaciones es realmente un mundo. Nissan sigue pensando por lo tanto en un futuro en el que seguiremos conduciendo. Pero también imagina cómo aplicar esta tecnología en un coche autónomo, haciendo que la inteligencia artificial que lo gobierna adapte su estilo de conducción a las reacciones que detecte en sus pasajeros.
Lo que quizás no tengamos tan claro, y lógicamente genere desconfianza, es que un tercero pueda tener barra libre para acceder a algo tan importante para una persona como es su mente. En los tiempos en que la seguridad informática se ha convertido en una gran preocupación para las sociedades modernas, y el seguimiento que marcas hacen de nuestros hábitos en internet nos deben hacer desconfiar de cualquiera, no queremos ni imaginar lo que podría suceder si se hiciera un uso malévolo de esta tecnología. ¿Imaginas que fuera capaz de interpretar las señales de nuestro cerebro para determinar las sensaciones que nos transmite la publicidad con la que nos cruzamos en la carretera, u otros coches?