El pasado viernes la mesa para la reindustrialización de las instalaciones de Nissan ya ha elegido a las propuestas ganadoras, o al menos muy preferentes, de forma que el fabricante de coches chino Great Wall Motor (GWM) se quedaría con la planta de la Zona Franca de Barcelona, mientras que la marca catalana de motocicletas eléctricas Silence ocuparía las fábricas de Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca (Barcelona).
Con ello, el fabricante asiático continuaría su aterrizaje en Europa, donde ya cuenta con un centro de desarrollo de pila de hidrógeno en Alemnia, previendo convertir las instalaciones catalanas en una planta de ensamble con una inyección de 150 millones de euros, muy posiblemente para distribuir desde ahí el SUV híbrido enchufable Wey Coffee 01 que se pondrá el próximo año a la venta en Europa, y que con 476 CV y 4,87 metros de longitud pretende ser una alternativa a otros como el BMW X5 y compañía.
Por su parte, Silence, con ya casi diez años de trayectoria, se sitúa como una de las compañías líderes en el mundo de las motocicletas eléctricas, y es que el fabricante de scooters «a batería» se ha convertido en una de las opciones preferidas tanto por particulares, como por las empresas de motosharing, siendo además la encargada de fabricar el SEAT MO eScooter 125.
La propuesta de PUNCH con 600 millones de inversión no se descarta por completo
Como proyecto complementario a estos dos se ha seleccionado el hub de electromovilidad liderado por la también firma española QEV Technologies con una inversión de unos 300 millones de euros, que también cuenta con la participación de otras empresas como Volta, Inzile o Hispano Suiza, entre otras, y cuyo objetivo es la fabricación y desarrollo tanto de coches eléctricos, como de la pila de combustible de hidrógeno.
Así pues, proyectos iniciales como los de LG o Scheneider para la fabricación de baterías de coches eléctricos parece que quedan totalmente descartados, mientras que otras propuestas han pasado a un segundo plano. Entre ellas, la más ambiciosa e interesante, a la par que sólida (de hecho, no se descarta que un futuro se retome), es la del Grupo PUNCH con una inversión de 650 millones de euros y la creación de hasta 2.000 puestos de trabajo para 2025 para desarrollar «tecnologías basadas en la electricidad y en el hidrógeno».
A partir de ahora se abre un periodo de negociación con los proyectos ganadores en el que estarán presentes los sindicatos con el objetivo de priorizar el mantenimiento del empleo de los extrabajadores de Nissan, así como de toda la cadena de proveedores e industria auxiliar, representantes del gobierno autonómico y nacional, además de los propios japoneses que seguirán desarrollando un papel activo en el proceso de reconversión.