Estos días tuvimos ocasión de ver unas imágenes realmente dolorosas. Todo lo doloroso que puede resultar contemplar un superdeportivo en llamas. Imaginamos la desesperación de su propietario al ver cómo su flamante deportivo Nissan quedaba convertido en un amasijo de hierros y materiales plásticos abrasados sin poder hacer nada para evitarlo. Un Nissan GT-R salió ardiendo espontáneamente, y tras un suceso como este, lo mejor es preguntarse qué ha sucedido. Lo fácil, y lo que a menudo ha traído de cabeza a más de una marca, es pensar en un defecto del Nissan GT-R. Pero lo interesante es que su propietario y Jalopnik tienen una teoría bastante creíble y una historia muy didáctica que contar para evitar que cualquiera tengamos que enfrentarnos a una situación tan trágica como la que vivió el propietario de este Nissan GT-R. Porque creedme, aunque no conduzcamos un deportivo, nos puede pasar a cualquiera.
Para los que no hayáis visto la serie Los Soprano os diré, primero, que os estáis perdiendo una auténtica obra maestra de la ficción televisiva y, segundo, que no habrá spoilers que os fastidien la trama de la serie. La escena sucedía de la siguiente forma. Un SUV aparcado en una pista forestal comenzaba a arder sin motivo aparente. En la siguiente escena, el histriónico personaje interpretado por el ya fallecido James Gandolfini recordaba los peligros de aparcar un coche fuera del asfalto. Un peligro, que por su naturaleza campera, deberíamos tener siempre muy en cuenta, especialmente en vehículos de tipo SUV.
Nissan GT-R
La posición del catalizador, bajo el piso del coche, y las altísimas temperaturas que puede alcanzar este componente del sistema de escape, pueden combinarse muy peligrosamente con las hojas secas que en otoño suelen acumularse en los arcenes de las carreteras, o en las pistas forestales.
Esa no necesariamente ha de ser la explicación exacta de por qué este Nissan GT-R salió ardiendo, pero por ahí van los tiros.
Su propietario y conductor, en el día de autos, reconoce que tuvo que parar por un mensaje de error de la centralita de su Nissan GT-R. La carretera por la que había estado conduciendo su flamante deportivo tenía bastantes hojas secas acumuladas. Una situación como esta es peligrosa, porque puede comprometer la estabilidad de un coche, por lo deslizante que se puede convertir el asfalto cuando hay muchas hojas acumuladas, especialmente si nos sorprende en una situación delicada, como un apoyo en curva, o un punto de aceleración o frenada.
Pero el propietario de este Nissan GT-R piensa, primero, que los errores en su coche pudieron deberse a un problema de refrigeración por la obstrucción de los conductos por las hojas precipitadas por los árboles. Y segundo, que si esas hojas hubieran llegado a un componente que se encontrase a una temperatura muy elevada, ya fuera un catalizador, ya fueran los frenos, que es donde pudo desencadenarse el incendio, hubiera resultado relativamente sencillo que esas hojas hubieran comenzado a arder. 15 minutos después de que el coche comenzara a arder acudió la policía. 30 minutos después hicieron lo propio los bomberos, para constatar que ya poco podía hacerse por este coche, que yacía completamente calcinado a un lado de la carretera. Como ya os decíamos, la historia completa la podéis leer, en inglés, en Jalopnik.
Una lección importante para los que acostumbren a salir al campo. Y aún más importante a tenor de las gravísimas consecuencias que han tenido los últimos incendios en España y Portugal. Porque al salir ardiendo un coche en el campo, el desenlace de la historia podría ser mucho más triste que el de un coche siniestrado.