Cuando Nissan lanzó el Juke hace más de nueve años, tomó por sorpresa al mercado de coches, que por aquél entonces apenas tenía crossover urbanos en sus filas. El Nissan Juke ofrecía una fórmula única, apoyada casi exclusivamente en un diseño tan polarizante como rompedor. El Nissan Juke fue un éxito instantáneo de ventas, pese a ser un coche con evidentes limitaciones prácticas y una dinámica mejorable. Aunque ha mantenido un envidiable nivel de ventas desde entonces, ha sido superado por decenas y decenas de rivales de nuevo cuño. 9 años después, su segunda generación vuelve a reclamar su trono.
El nuevo Nissan Juke está construido sobre la plataforma modular CMF de la Alianza Renault Nissan, que comparte con el Renault Captur, sin ir más lejos. El Nissan Juke ha crecido ligeramente con respecto a su predecesor, pero con 4,21 metros de longitud, se mantiene firmemente plantado en el segmento de los crossover urbanos. Con 1,8 metros de anchura y un profundo rediseño del habitáculo, el Nissan Juke de segunda generación promete mucho más espacio para los pasajeros – el espacio para sus rodillas crece en 5,8 cm, el de la cabeza en 1,1 cm – y un maletero de gran capacidad: nada menos que 422 litros de cubicaje.
Nissan Juke
Pero en lo que destaca el Nissan Juke es en su atractivo visual, el arma con la que quiere seguir conquistando a sus potenciales clientes. Aunque el nuevo Nissan Juke se siente más coche y tiene una mayor presencia, su diseño es una clara evolución de los rasgos estrenados por su primera generación. Nissan no lo reconoce, pero lo cierto es que su diseño es una actualización del diseño del primer Juke al actual lenguaje de diseño de la marca. Y esto no es una mala noticia: es un coche realmente pintón, con un frontal con muchísima presencia, ópticas LED muy futuristas y nervios bien marcados.
El perfil lateral sigue teniendo muchos nervios, pasos de rueda abultados y llantas de hasta 19 pulgadas de diámetro. El tirador de la puerta trasera sigue estando en el pilar C y el techo, de diferente color a la carrocería, consigue esa sensación de pilar trasero flotante. La zaga presume de pilotos LED, de diseño anguloso y futurista. El habitáculo es donde más cambios se perciben con respecto al modelo saliente, claramente desfasado. Los materiales son de calidad muy superior, y el salpicadero tiene como protagonista un sistema de infotainment de nuevo cuño con pantalla de 8 pulgadas.
Aunque carece de instrumentación digital, el ordenador de a bordo tiene un gran protagonismo en el cuadro de instrumentos. El túnel central sigue asemejándose un poco al depósito de gasolina de una moto y los asientos son realmente deportivos, con un sistema de audio opcional de Bose, integrado en el reposacabezas. A nivel mecánico el lanzamiento estará articulado en torno a un motor 1.0 DIG-T de gasolina, con una potencia de 117 CV, asociado a un cambio manual de seis relaciones, con opción a un cambios automático de doble embrague y siete relaciones. Un selector de modos de conducción nos permitirá personalizar nuestra experiencia al volante.
Como ocurre en otros vehículos de la marca, la seguridad activa y los asistentes a la conducción cobran especial importancia, con el sistema ProPILOT como principal atractivo – un control de crucero adaptativo con función de centrado en el carril y arranque/parada automáticos. El Nissan Juke es un producto atractivo y competente, pero no se desmarca de su competencia como lo hizo en su momento la primera generación. Entre sus rivales más directos existen coches como el SEAT Arona o el Volkswagen T-Cross, además de alternativas cargadas de personalidad como el Hyundai Kona.