Se habla a menudo del cambio de paradigma por el que está pasando la industria del automóvil, especialmente en Europa por la llegada del coche eléctrico como relevo al térmico, pero también a nivel global por el cambio en las tendencias de consumo en la demanda. Ante ello, los fabricantes que menos han acertado con sus estrategias en estos últimos años empiezan a sufrir los primeros estragos, como es el caso de Nissan, cuya situación global no es la que tenía a principios de la década pasada.
Tal y como señala el Financial Times, fuentes internas de la compañía, altos cargos cuya identidad permanece oculta por motivos de privacidad, aseguran que el estado del consorcio japonés es crítico: tienen entre 12 y 14 meses para encontrar un inversor que revierta la situación.
Nissan Qashqai
Las razón por las que este gigante fabricante japonés se encuentra en una complicada tesitura está clara, según ellos mismos: los principales mercados en los que siempre se ha sustentado la economía de Nissan no están generando la facturación suficiente como para permitir que el fabricante siga haciendo uso de su tejido industrial, lo que está generando una situación inestable dentro de la compañía. Nada tiene que ver, por tanto, la actual Nissan comparada con aquella Nissan que en 2007 lanzó el Qashqai al mercado, inventando la fórmula del SUV que después copió todo fabricante habido y por haber.
Imágenes del Nissan Qashqai (2024)
Y es que, aunque en Europa siempre ha disfrutado de una significativa cuota de mercado, por lo reducido del tamaño de nuestro mercado, son muchos los fabricantes que encuentran, realmente, en Estados Unidos y Japón, así como China, pasteles mucho más suculentos que repartirse.
Aun así, a día de hoy Nissan sigue teniendo al Qashqai entre los modelos más vendidos de España: lleva 14.781 unidades matriculadas en lo que va de 2024. Por contra, ningún otro modelo del resto de su gama acaba de tener una buena acogida.
Estos últimos años han sido muchas las marcas que se han reinventado ante le entrada en juego de nuevos fabricantes, como prácticamente todos los que han surgido en China, así como también Tesla. Unos han tenido más éxito, como Toyota con sus coches híbridos, por ejemplo, mientras que otros no han corrido la misma suerte. Por ejemplo, al Grupo Volkswagen actualmente que le sobran al menos tres plantas de todas las fábricas que tiene activas en Europa debido a la caída en la demanda de sus distintas marcas.
En lo relativo a Nissan, por muy crítica que pueda llegar a ser la situación, lo cierto es que tiene varias cartas para jugar si se contempla su posición puesta en contexto con la de sus socios. Se baraja la posibilidad de que Honda entre a formar parte del capital de la compañía adquiriendo una gran parte de sus acciones, gracias a la buena relación que existe entre ambos fabricantes, que está teniendo como resultado el desarrollo conjunto de coches eléctricos de corte global.
Por otro lado, Renault también juega un papel crucial en el futuro de Nissan. Tal y como señala el Financial Times, el fabricante francés ya rescató de una situación cercana a la quiebra a Nisssan en 1999, y no se descarta que pudiera volver a ocurrir, aunque la realidad es que actualmente el consorcio dirigido por Luca de Meo se encuentra vendiendo acciones de la compañía francesa. Llegó a tener más del 46 % del accionariado de Nissan, ahora mismo posee algo menos del 40 % y se prevé que siga bajando para ganar liquidez.
Un posibilidad que no se tiene que pasar por alto, para acabar, es que algún fabricante chino en expansión global entre en juego con vistas aprovechar la estructura empresarial, industrial y comercial que Nissan tiene establecida a nivel mundial, ya que, si algo están demostrando los fabricantes chinos en estos últimos años, es músculo económico, a lo que se ha de sumar que en su mayoría cuentan con el apoyo económico del Gobierno chino.