Mucho antes de que el coche autónomo llegue a la calle – y en Nissan nos hablaban en algún momento de la próxima década – nos acostumbraremos a conducir coches que son capaces de automatizar muchas tareas. Sin ir más lejos, hace unas semanas os contamos nuestra experiencia con la tecnología ProPilot que estrenará Nissan en 2020, gracias a la cual el Nissan Leaf, o el Nissan Qashqai, serán capaces de moverse por sus propios medios por carretera, y ciudad. Pero también nos acostumbraremos a que nuestros coches aún no sepan lidiar con todo tipo de soluciones. Imagina que, en nuestro camino, nos encontramos con una obra improvisada, o con cualquier incidencia que la tecnología de nuestro coche aún no ha sabido resolver. Nissan ha encontrado una solución, obvia, pero no por ello menos sorprendente, para resolver esas situaciones y para agilizar el desarrollo del coche autónomo. ¿Y si un operador con un joystick se encargase de conducir nuestro coche en ciertas situaciones que la tecnología autónoma aún no sabe resolver?
Como ya os decía, hace unas semanas os narraba mi primera experiencia con un coche autónomo o, mejor dicho, un coche con un grado de autonomía muy alto sin llegar al máximo, un Nissan con la tecnología Propilot que llegará en 2020. Un coche que era capaz de circular automáticamente en entornos complejos, no solo autovías y autopistas, sino también ciudades, lidiar con intersecciones, rotondas, etcétera. Y un coche que aún no podía garantizar una autonomía total.
Es ahí donde entra en juego lo que Nissan ha denominado como la tecnología SAM, el acrónimo de Seamless Autonomous Mobility.
Hace años os hablábamos del trabajo que estaba desarrollando Nissan, junto a la NASA, en Silicon Valley. Probablemente os preguntéis de qué forma pueden las investigaciones de la NASA ayudar a Nissan a desarrollar su coche autónomo. Y es un buen momento para recordar que el campo en el que más han trabajado Nissan y la NASA ha sido el del control remoto de vehículos, un ámbito imprescindible de la exploración espacial, y también del proyecto SAM de Nissan.
En Nissan están convencidos de que, en el camino que les llevará hasta el lanzamiento de su primer autónomo completo, la resolución de incidencias y dilemas a los que se enfrentará un coche autónomo desde la distancia será esencial para el aprendizaje total del coche autónomo. De manera que un coche autónomo tal vez no sepa cómo actuar si, en un momento dado, ha de rebasar una línea continua para salvar una obra improvisada en el margen de la carretera. Pero sí sabrá cómo actuar después de que un humano, tomando los mandos del coche, o desde un centro de control en la distancia, le enseñe a hacerlo.
Nissan espera que, trabajando de esta forma, el desarrollo de un coche autónomo que ofrezca todas las garantías se acortará notablemente. Así nos lo contó Maarten Sierhuis, director del centro de desarrollo de Nissan en Silicon Valley, que en los últimos años ha trabajado junto a la NASA en proyectos destinados a controlar vehículos a distancia.
¿Y cómo se aplicará el control remoto de coches semi-autónomos en la vida real?
Nissan aún no tiene clara la hoja de ruta. Ni tampoco parece que esta tecnología vaya a aplicarse de forma masiva en todos los automóviles que vayan equipando las diferentes iteraciones de la tecnología ProPilot en los próximos años. Todo apunta a que, tras alguna prueba piloto, podrían ir aplicándolo en grupos acotados de vehículos, pero suficientemente representativos para que supongan un avance en el desarrollo del coche autónomo.
Esta tecnología, por ejemplo, podría comenzar a aplicarse en flotas de vehículos, como por ejemplo furgonetas de reparto, empresas de mensajería, o grupos de clientes que acepten contribuir en el proyecto. Conductores para los que la asistencia remota pasaría desapercibida, puesto que lo único que sucedería es que, en situaciones muy concretas que el coche autónomo aún no ha sabido resolver, su coche, en vez de demandar que el conductor tome los mandos, se movería automáticamente para resolver la incidencia gracias al trabajo de un operador que podría encontrarse a miles de kilómetros de distancia.
Curioso, ¿no crees?
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