En Occidente somos unos verdaderos privilegiados en muchos aspectos. Entre ellos está la calidad y modernidad de los coches que disfrutamos, aunque su edad media no deje de crecer. Si no me crees, solo necesitas echar un ojo al canal de YouTube de Passy, que documenta algunos de los coches que ruedan por las carreteras y ciudades del África subsahariana. Auténticos supervivientes que por sorprendente que parezca, aun funcionan. Para muestra, la indestructible furgoneta española que aun rueda en Nigeria… con cuatro millones de kilómetros.
La Nissan Vanette que se resiste a morir
Esa furgoneta es una Nissan Vanette de los años ochenta. Un auténtico icono de los vehículos industriales que aun se puede ver rodando en no pocas zonas rurales de nuestro país. Desarrollada y diseñada en Japón como vehículo multi-propósito, fue convertida en un robusto vehículo de carga por Nissan Motor Ibérica, que comenzó comercializándola como Ebro Vanette. Su motor 2.0 diésel apenas desarrollaba 64 CV, pero iba montado en posición central y era conocido no solo por su fiabilidad, si no por su extrema dureza y durabilidad.
La Vanette era un vehículo sencillo, práctico y honesto, cualidades que le han granjeado una vida casi eterna en la ciudad africana de Kaduna City, en Nigeria. Más que vida eterna, un purgatorio eterno: según el autor del vídeo, la Vanette protagonista de este artículo tiene cuatro millones de kilómetros… y «más batallas que el Cid Campeador». Es imposible verificar ese dato, pero afirma que va por su quinto motor, y a tenor de su estado general, queda claro que ha llevado una vida muy dura, muy sufrida… y muy larga.
Lo que realmente me ha llamado la atención de esta Vanette, y por lo que me he decidido a escribir este artículo, es porque esta Vanette era de origen español. Concretamente de Madrid: si os fijáis en su lateral, pueden verse los restos de un rombo naranja, con una letra «M», casi ya invisible. Aunque estos distintivos están en desuso, hasta el año 2007 designaban el radio de acción de las autorizaciones de transporte a las que se adscribían dichos vehículos comerciales. Además, puede verse una chapa con la TARA y MMA del vehículo.
Esta furgoneta vivió durante años en Madrid, y su segunda vida la ha vivido en el continente africano, posiblemente exportada cuando se creía que su vida útil había terminado. Está oxidada, llena de golpes, polvorienta, y en su interior faltan multitud de paneles. Pero sorprendentemente, su motor parece sano, y aunque se mueve de forma renqueante, no parece flaquear en su empeño. Esta Vanette es la prueba fehaciente de que cuando la necesidad aprieta, se encuentran soluciones.