BMW acaba de presentar el BMW XM Concept. Sí, un prototipo que, según la marca, se parecerá bastante al modelo que llegue a las líneas de producción puesto que adoptará el 90% del diseño. Sin embargo, esta no es su gran particularidad: estará desarrollado, desde cero, por la división M. Algo que no pasaba desde hace mucho tiempo. Concretamente desde que conocimos el BMW M1. Un hecho que muchos han aprovechado para hablar de herencia: nada más lejos de la realidad. BMW ya designó, en su día, al sucesor del M1: hablo, por supuesto, del BMW M1 Hommage.
Hagamos memoria. El BMW M1 fue un modelo desarrollado para el mundo de las carreras y como la marca alemana estaba obligada a homologar determinadas unidades para competir… llegó a las calles. Benditas sean las normas que nos dieron acceso a uno de los deportivos con motor central (un seis cilindros en línea de 3,5 litros) mejor valorados por los ‘petrolheads’. Su aspecto atemporal, firmado por Giugiaro, le convierte en una belleza apta para cualquier época.
Puede que el BMW XM refleje lo que BMW M es ahora en lugar de lo que era, pero, desde mi punto de vista, no es el sucesor del BMW M1: por su concepto, porque la marca bávara no había hecho nada semejante hasta ese momento… y porque su heredero fue acuñado hace más de una década. Se llamaba BMW M1 Hommage.
Más escultura que coche
Cuando el BMW M1 Hommage apareció en el Concorso d’Eleganza Villa d’Este en abril de 2008 se ganó el favor de todos: su presentación en sociedad se producía, justo, 30 años después de la del BMW M1 en 1978. El mundo del motor se topó con una actualización estética de la obra de arte de Giorgetto Giugiaro que rendía homenaje a todos aquellos involucrados en el desarrollo del modelo original.
Hablo de obra de arte porque el BMW M1 Hommage nunca fue diseñado para llegar a las líneas de producción: no tenía interior y nunca le hemos visto en movimiento. Incluso si su fabricación hubiera entrado en los planes de la casa bávara, la crisis económica que estaba a punto de golpearnos habría terminado con el sueño antes de darle forma. Por eso creo que fue una acertada decisión hacer del M1 Hommage más una escultura que un vehículo: las ilusiones rotas son difíciles de recomponer.
Toda la atención en el capó
Con un simple vistazo es sencillo adivinar cuáles son las raíces del BMW M1 Hommage. Hace suyo el contraste entre el negro y el naranja del M1 interpretándolos de nuevo puesto que el ‘Liquid Orange’ se desarrolló exclusivamente para él. En medio de esa combinación de superficies cóncavas y convexas destaca una parte delantera, relativamente, larga con una transición al pilar A claramente definida.
El frontal adopta muchos de los elementos estilísticos del BMW M1, pero cada elemento cumple una función: la parrilla de doble riñón característica de la marca cuenta con soluciones aerodinámicas, de refrigeración o de seguridad, el diseño de los faros es una nueva interpretación de los retráctiles del M1 ya que, cuando no están en uso, se integran discretamente y parece que desaparecen y en el capó surgen las entradas de aire que ya conocíamos. Un conjunto de líneas que centran la mirada en lo que se esconde bajo esa estructura: ese motor central con seis cilindros en línea y 3,5 litros.
Marcas de la casa
Si nos centramos en el perfil comprobaremos cómo la línea del techo se va estrechando para extenderse en la parte trasera. Esto hace que el perfil de la ventanilla se incline mientras el característico ‘Hofmeister’ no deja dudas: se trata de un BMW. Toda esa horizontalidad rebaja el centro de gravedad visual del coche y le proporcionan cierto aire soberano.
En la zaga una línea negra divide el techo y la parte trasera. Enmarcando la luneta negra nos encontramos con el característico emblema doble ubicado sobre los pilotos: el mismo que aparece en el BMW XM y semejante al del BMW X2. Un elemento que, por cierto, tiene una historia curiosa: fue el primer rasgo estilístico que se aprobó en la fase de desarrollo del BMW M1, incluso antes de que se hicieran los primeros bocetos.
El BMW i8
Este repaso al diseño del BMW M1 Hommage sirve para recordarnos que sentó las bases de un modelo que estaba por llegar. Sí, también tuvo un digno heredero: el BMW i8. Equipado con un motor central, su capó era de consideradas dimensiones aunque este no era el único rasgo semejante. La combinación del pilar C y las ventanillas o el difusor trasero dibujan líneas similares en ambos modelos. El BMW i8 fue, hasta cierto punto, un incomprendido y un coche demasiado adelantado a su tiempo que, sin embargo, tuvo su punto de partida en el pasado de la marca bávara. Y más concretamente en el verdadero sucesor del BMW M1: el BMW M1 Hommage.