Estos días leía un titular que me sorprendía bastante. Un titular que he visto repetido en varios medios y de esos que generan controversia, clics, que irritan a la gente y que hacen que ardan las redes sociales (sic). Probablemente a mí también me hubiera cabreado. Si no fuera porque poco antes de leerlo acababa de escribir un artículo, sobre un tema muy parecido, en el que precisamente decía todo lo contrario. Si Elon Musk tiene un problema es, sin duda, en su relación con las redes sociales. Un tuit descontextualizado daba pábulo a afirmar que Elon Musk, nada más y nada menos que el CEO de Tesla, defiende la jornada laboral de 80 horas semanales.
Elon Musk y su última retahíla de tuits
Insisto en que los tuits han sido descontextualizados. Porque el tema en cuestión hubiera sido realmente interesante de tratar en muchos artículos, incluso con titulares tan llamativos o capciosos como esos, o el nuestro. No es nuestro papel interpretar qué pretendía Elon Musk con sus tuits. El hecho objetivo es que Elon Musk animaba a la gente a unirse a los proyectos de sus empresas tecnológicas, de SpaceX, de Tesla, de Boring Company, y de Neuralink, respondiendo a un artículo de The Wall Street Journal que merece la pena leer. En otra respuesta, Elon Musk aseguraba que «hay lugares en los que trabajar es más sencillo, pero que nadie ha cambiado el mundo dedicando 40 horas a la semana».
Respondiendo a otro tuit, que preguntaba acerca del «número de horas necesarias para cambiar el mundo», Elon Musk decía que «depende de cada persona, pueden ser alrededor de 80 horas, con picos de hasta 100 horas (a la semana)». A continuación podéis ver los tuits de Elon Musk.
El artículo sobre Tesla de Wall Street Journal
Pero volvamos al tema del artículo. El WSJ hablaba del interés que despierta Tesla en los jóvenes ingenieros, algunos dispuestos a trabajar «100 horas a la semana», según reza en el propio artículo. También hablaba de cómo la empresa de Palo Alto exige mucho a sus trabajadores. Y enlazaría conectando esa exigencia con la razón por la cual muchos trabajadores abandonan, cuando las cargas familiares no les permiten ese ritmo frenético de trabajo, o cuando reciben una oferta de cualquier empresa de la competencia. Insistimos en que, sin querer hacer una interpretación de los tuits, sí que se nos ocurren dos posibilidades para que Elon Musk respondiera al artículo de esa forma: que esté siendo irónico, o que de verdad crea en lo que dice en sus tuits.
El artículo del WSJ, en el fondo, trata temas que muchos medios han venido comentando desde hace tiempo. Podría dibujar a un jefe terrible. Un jefe que transmite su estrés, y su obsesión por el trabajo, a sus trabajadores. Trabajadores que, en muchos casos, están encantados con dedicar sus esfuerzos a una empresa que pretende cambiar el mundo. Trabajadores que, en otros casos, acaban abandonando. No hace falta explicar demasiado lo dramático que puede resultar para cualquier tecnológica que el talento que ha formado acabe, por las razones que sean, en una empresa de la competencia. Y al parecer son muchas las empresas que tienen interés en aprovechar el talento que se ha formado en Tesla.
Por otro lado, y si atendemos a lo que también se ha dicho en los últimos meses, y el propio implicado ha reconocido, Elon Musk podría tener esa faceta del buen jefe, que predica con el ejemplo, el que siempre llega el primero a la oficina, y sale el último, el que más esfuerzo pone en sacar adelante el trabajo en situaciones críticas.
Tesla, de hecho, ha vivido una situación crítica en los últimos meses. Elon Musk ha reconocido que la empresa estuvo a unas semanas de morir, lo cual hubiera podido suceder si la cadencia de producción del Tesla Model 3 no hubiera alcanzado los ritmos esperados, de al menos 5.000 unidades del Tesla Model 3 a la semana. El vídeo que podemos ver más arriba, y que ya habíamos compartido en otro artículo antes de leer estos titulares, es una entrevista en la que Elon Musk reconoce que trabajó hasta la extenuación. Que muchos días Elon Musk no regresó a casa, y que para ahorrar tiempo, dormía en la propia fábrica. Reconoce también que nadie debería dedicar tanto tiempo al trabajo y que eso pudo pasarle factura, tanto física, como mentalmente.
De manera que no soy quién para defender a Elon Musk. Ni tampoco su fan número uno. Pero al menos sí creo que con este artículo podemos aportar algo más a esta historia. Una historia que tiene que ver con el trabajo en empresas tecnológicas, muy atractivas por otra parte, y de los problemas que afrontan, ellas y sus trabajadores. Y una historia que también tiene que ver con el CEO de una empresa como Tesla reconociendo, eso sí, con las aguas bien calmadas, que la empresa estuvo al borde del precipicio, y que él mismo, desde el punto de vista personal, también estuvo cerca de tocar fondo.