Algo más de cinco años se ha necesitado para que en España exista una sentencia en la que se condena a Volkswagen por el escándalo del dieselgate. Estamos hablando del litigio que mantenía la OCU contra el fabricante alemán, y en el que finalmente ha resultado la organización española vencedora.
Volkswagen deberá indemnizar con 3.000 € a cada afectado
En febrero de 2020 quedó visto para sentencia el juicio en el que se enfrentaban ambas partes, y ha sido el pasado 25 de enero de este año cuando se ha conocido la sentencia, la cual cabe recordar que no es firme, pues el Grupo Volkswagen dispone de 20 días procesales para presentar apelaciones.
El punto más importante de todos es que se condena a Volkswagen a indemnizar a los afectados representados por OCU (que son sus socios, no todos los perjudicados en España) con el importe de 3.000 €, lo que supondrá un total de 16.332.000 €. En dicha sentencia también se reconoce la práctica comercial desleal y se obliga a la reparación gratuita de los vehículos que contaban con el sistema fraudulento de emisiones, algo que ya se venía haciendo hasta la fecha.
No obstante, la otra gran victoria a nivel judicial por parte de OCU radica en que Volkswagen deberá asumir todas las costas del proceso, ya que rechazó dos intentos de conciliación por parte del colectivo de consumidores español.
Sin embargo, debemos recordar que en otros países las sanciones impuestas al grupo germano fueron más ejemplarizantes. Por ejemplo, en Estados Unidos se le obligó a recomprar cientos de miles coches que se encuentran aparcados en inmensas campas, además de pagar multas con las que se han sufragado iniciativas como Electrify America, una red con más de 2.000 puntos de recarga para vehículos eléctricos.
Los propulsores afectados corresponden a la familia EA 189
Recordemos que los propulsores afectados son los correspondientes a la familia EA 189 de motores turbodiésel con homologación Euro V, que en líneas generales coinciden con los 1.2 TDI CR, 1.6 TDI CR y 2.0 TDI CR vendidos entre 2009 y septiembre de 2015.
En concreto, los vehículos con los mencionados propulsores eran capaces de detectar cuándo estaban siendo sometidos a un ciclo de homologación, entrando entonces en modo de funcionamiento que primaba las emisiones y el consumo por encima de la potencia. Algunas fuentes apuntan a que para ello se recurría al sensor de giro del volante, pues si este no se mueve absolutamente nada y el vehículo se encuentra funcionando, es indicativo que se encuentra en un banco de ensayos. No obstante, cabe pensar que también se hiciera uso de más sensores y la estrategia a seguir sea “más enrevesada”.
Finalmente, decir que no sólo Volkswagen ha cometido fraude en la homologación de sus motores diésel, y es que otras grandes marcas como Mercedes (que se integra en Daimler) también lo han hecho. Llegados a este punto cabría preguntarse que si tantos fabricantes han hecho trampas, no cabría la posibilidad de que por aquel entonces la legislación vigente fuese más ambiciosa que la tecnología disponible.
Fuente: OCU