El canciller Olaf Scholz ha mostrado su postura particular frente a la competencia china en la inauguración de la nueva planta de reciclado de baterías de Mercedes-Benz, que ha tenido lugar este lunes 21 de octubre. Una postura que, en parte, dice mucho y lo contrario de lo aparente, teniendo en cuenta los acontecimientos de los últimos meses en el sector del automóvil.
Una situación favorable para China, con o sin aranceles
La clave del asunto está, en esencia, en la capacidad de los fabricantes chinos de construir coches eléctricos baratos, ya sea gracias a subsidios del estado (que se han incrementado de manera dramática desde 2017, pero han existido desde mucho antes) o simplemente por menores costes de fabricación, así como a ser capaces de desarrollar un coche desde 0 en dos años, algo impensable en los procesos industriales de occidente (Automotive News Europe). De media, un coche eléctrico en China cuesta la mitad o menos que la media de un coche eléctrico en Europa.
Ante una Europa que sufre con costes cada vez más altos, una demanda de coches eléctricos estancada y una reducción del volumen de mercado con respecto a los años previos a la pandemia (llevándose las fábricas el golpe, con la amenaza de limitar la producción de coches de combustión para evitar posibles multas de emisiones), China se encuentra con una posición ventajosa en cuestión de fabricación de baterías. También han sido capaces de fabricar coches con una calidad correcta en tiempos recientes, luchando por quitarse un sambenito muy extendido.
«Hay quien dice que China puede hacer motores eléctricos mejores que los nuestros. Las empresas alemanas no tienen nada que temer de esta competencia», afirmó el canciller Scholz. El líder de la principal potencia que se opuso a los aranceles a coches eléctricos chinos (las cuales considera dañinas para su país) cree que Alemania podrá superar esta competencia, como ya hizo frente a la llegada de marcas de Japón o Corea del Sur en décadas pasadas.
Scholz ha comentado además que una medida como la de los aranceles debería tomarse en situaciones donde el dumping deje en desventaja a productores europeos, poniendo como ejemplo la industria del acero (Reuters). Pese a las palabras de Scholz, esta situación con los coches eléctricos es una muestra de la evolución tecnológica de la que China es capaz, recortando mucho terreno con Europa en poco tiempo.
La nueva planta de reciclado de baterías de Mercedes
En esta planta de Mercedes en Kuppenheim, al sur del país, la firma de las flechas de plata persigue reutilizar materiales como el litio, el cobalto o el níquel (base de baterías tanto de LFP como NCM) en una fábrica que pretende tener unas emisiones de carbono netas. Una manera de reciclar materias primas (hasta un 96% según la marca, usando un proceso mecánico-hidrometalúrgico) para potenciar la economía circular y lograr un abaratamiento de la obtención de las mismas.
Mercedes tiene precisamente en China otro problema al haber descendido un 13% sus ventas. El descenso es notable sobre todo en las ventas del Clase S y modelos de lujo similares, relacionándose con la crisis inmobiliaria existente allí. A diferencia de otros fabricantes, las plantas de Mercedes por el momento no tienen problemas y de hecho se cree que serán de los que mejor resolverán el objetivo de emisiones de CO2 de la Unión Europea en 2025.
