Corría el año 1996 cuando la primera generación del Renault Scenic entraba a la palestra automovilística. El auge de sus ventas, como es común en estas situaciones, inspiró al resto de marcas a entrar en la era del monovolumen.
La fiebre del monovolumen compacto asequible
Opel no se iba a quedar atrás en esta carrera. Su meta era clara: Un monovolumen compacto, de 7 plazas y atractivo para el bolsillo de los compradores. Eso se traducía en reaprovechar motores y componentes que ya se fabricaban para otros modelos Opel existentes.
A esto había que sumar que su producción no debía resultar muy costosa, pero desarrollar un chasis desde cero no es moco de pavo. Más aún cuando tu objetivo es destacar entre los demás logrando un comportamiento decente en la carretera.
Si tienes problemas, llama a Porsche
Porsche Engineering es la filial a la que hay que recurrir cuando necesitas que algo se haga bien (a nivel técnico por lo menos). De aquí se deriva la relación entre ambas marcas, que llevó a Porsche a tener un Zafira expuesto en su museo.
Opel, tras contarle a la gente de Porsche su dilema, recibió un producto más que decente. Sus compatriotas alemanes desarrollaron un esquema de suspensiones y un chasis muy buenos, además de encontrar la forma de ocultar la tercera fila de asientos bajo el habitáculo.
El Zafira empezó a salir de las fábricas sólo dos años después que el detonante del sector, el Scenic. El manejo era bastante bueno gracias al trabajo de los de Porsche y era el primer monovolumen compacto que escondía las dos últimas plazas. Eso en adición a que Opel consiguió el resto de puntos de su lista, llevó al Opel Zafira a la meta.
El monovolumen de producción más rápido del mundo
Este modelo no solo llegó a la meta que Opel pretendía. Lo hizo por delante de todos sus competidores, incluido el Renault Scenic que provocó todo este movimiento.
Lo que Porsche había hecho con el chasis y lo bien que iban las ventas resultó en la llegada de una nueva variante: El Opel Zafira OPC.
Recordemos que OPC es el acrónimo de Opel Performance Center (Centro de Alto Rendimiento de Opel), por lo que sí, se trataba de la versión deportiva de un coche familiar.
De manera que a parte de unos ligeros retoques estéticos y el logotipo de OPC, el Zafira recibió un motor 2.0 litros que desarrollaba 192cv gracias a un turbocompresor. Esto le sirvió para convertirse en el monovolumen más rápido del mercado, alcanzando los 220km/h y marcando el 0 a 100 en 8,2 segundos.