Tata Motors, propietaria de Jaguar Land Rover, barajaba desde hace meses nuestro país como el lugar donde implantar su futura fábrica de baterías. Sin embargo, según informaciones de Bloomberg recogidas por Automotive News, parece ser que esta opción ha sido descartada, y que este centro de producción será construido finalmente en Reino Unido.
Si bien las citadas fuentes apuntan que no se trata de una decisión definitiva, la balanza parece haber quedado desnivelada en detrimento de nuestro país gracias al compromiso de financiación adquirido por el Gobierno de Reino Unido. Es comprensible que este país realice fuertes inversiones para atraer o retener explotaciones industriales, toda vez que el brexit ha provocado que muchas empresas sean reacias a instalarse allí, o incluso se planteen abandonar este territorio, en atención a los sobrecostes derivados de la salida de los británicos del mercado común europeo. También se puede entender que Tata prefiera construir su fábrica de baterías en un país donde cuenta con líneas de producción de automóviles de Jaguar y Land Rover, cuyos futuros vehículos eléctricos serán quienes las vayan a instalar.
De Zuera a Somerset
El lugar que el Gobierno español había ofrecido a Tata para ubicar esta planta de producción se encuentra en Aragón. Concretamente en el término municipal de Zuera, un emplazamiento en el que Volkswagen se planteó instalar su centro de fabricación de baterías que finalmente está levantando en la Comunidad Valenciana. De hecho, ya se habían producido encuentros para avanzar en este proyecto entre los responsables de Tata y miembros del Gobierno de nuestro país, encabezados por la anterior ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto.
Nuestro Gobierno también había ofrecido a Tata una jugosa aportación económica, procedente del Fondo de Recuperación de la Unión Europea y en el contexto de un PERTE —Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica— para el desarrollo del Vehículo Eléctrico y Conectado que centraba una buena parte de sus objetivos en fomentar la implantación de fábricas de baterías en España. Sin embargo, problemas de carácter técnico y administrativo han ralentizado la puesta a disposición de buena parte de los 2.100 millones asignados, una cuestión que quizás haya provocado que la empresa india descartase nuestro país para este proyecto.
Tata va en contradirección
Ahora, Tata mira a la localidad inglesa de Somerset como el lugar adecuado para este centro de producción, en un movimiento que va en sentido contrario al que llevaron a cabo recientemente Honda, que cerró su fábrica de Swindon, o el Grupo BMW, que trasladará la producción de los nuevos MINI eléctricos de Oxford a China, empujados por las consecuencias del brexit. También Stellantis ha amenazado en los últimos tiempos a los responsables gubernamentales británicos con un posible abandono del proyecto de transformación de la planta que poseen en Ellesmere Port en una fábrica de vehículos comerciales eléctricos, si no pueden alcanzar un nuevo acuerdo para que los costes de producción se mantengan competitivos.
Sea cual sea la razón que ha motivado que Tata se incline por el Reino Unido para esta instalación, lo cierto es que España pierde otra oportunidad para avanzar en la transformación de su tejido productivo en el ámbito de la industria del automóvil para adaptarse a la electromovilidad. No hay que olvidar que somos el segundo país de Europa donde más automóviles se fabrican, solo por detrás de Alemania, y cualquier medida que permita mantener todos los puestos de trabajo asociados a esta industria, además de la generación de riqueza, con el nuevo paradigma que estará vigente en los próximos años, es más que bienvenida.