Tras una noche de película (de terror) llegamos a las costas de África, donde el sol ya no nos abandonará hasta nuestro regreso a España. Empieza lo bueno. Es hora de coger el road-book del Panda Raid y empezar a seguir las instrucciones para llegar a la meta, que el primer día no tiene límite de tiempo. ¿En qué consiste una etapa? ¿Cómo se sigue el road-book? ¿Cómo es el campamento? ¿Cómo es conducir por Marruecos y la gente de aquí? Estas y otras preguntas quedarían resueltas al final del primer día de competición.
La parrilla de salida en el puerto de Nador es espectacular. 300 coches y 600 participantes nos reunimos en una explanada junto al barco para recibir las primeras instrucciones y el resumen de la etapa por parte de la organización. Básicamente nos recuerdan el reglamento y se aseguran de que quienes no lo hayan leído respeten al menos lo básico y entiendan lo más importante. Al principio me sorprende y hasta me ofende que nos traten como indocumentados, cuando nos han enviado el reglamento con semanas de antelación, pero pronto descubriré que muchos no se han molestado ni en echarle un vistazo y que hay tantos planteamientos del Panda Raid como participantes inscritos.
Los coches salen del puerto de uno en uno, pasando por una aduana en la que se comprueban los pasaportes previamente sellados en el barco. El tránsito es sencillo, pero llevará muchísimo tiempo que salgan los 300 coches así que nos metemos entre las primeras posiciones y salimos casi al principio. La cosa empieza bien.
Marruecos, otro mundo
Marruecos nos recibe con su aire frío y sol caliente. La etapa comienza con 66 km de asfalto hasta llegar a las primeras pistas y en ese primer tramo empezamos a entender dónde estamos.
Se trata de un país rico en relación al continente africano, pero terriblemente pobre si lo llevamos a la escala europea. Los vehículos con los que compartimos carretera son de lo más variopinto y oscilan entre coches europeos más o menos modernos hasta clásicos franceses de la época post-colonial (Peugeot 504, Renault 18, Renault 4, Mercedes 300d en todas sus generaciones desde 1970…) También se llevan mucho los pick-up destartalados de marca Mitsubishi o Toyota, cargados hasta más allá de la altura del techo en un equilibrio imposible de objetos y amarres.
El motocarro, otro vehículo olvidado en España desde los 80, es aquí moneda corriente. En su parte trasera se agolpan mercancías, animales y personas según los casos, mezclados o separados. Al atravesar los pueblos que encontramos a nuestro paso descubrimos que las señales de obligación o prohibición aquí son sólo sugerencias y que cruzar una autopista de 4 carriles en bici o a pie es una maniobra perfectamente aceptable. Definitivamente, estamos en otro mundo.
El tramo cronometrado y el mecanismo de competición
La salida a pistas coincide con el inicio del tramo cronometrado, así que hemos de enfrentarnos a las piedras contra-reloj casi sin conocer los límites de nuestro propio coche.
El mecanismo de competición del Panda Raid es sencillo: todos los participantes salen con 4.000 puntos el primer día y gana el que más puntos conserve al final de la última etapa. Eso significa que, en lugar de conseguir puntos, lo que hay que intentar es no perderlos. Entendiendo cómo se pierden los puntos, se entiende la prueba.
Hay muchas formas de perder puntos: velocidad excesiva en un tramo controlado (población) no pasar por un punto de control, llegar tarde al final de etapa, recibir remolque de vehículos no participantes o de la organización… todo lo que no sea llegar por tus propios medios y a tiempo al final resta un montón de puntos por sanción (entre 500 y 2.500) pero eso lo hace bien casi todo el mundo, así que donde te juegas el puesto es en los tramos de velocidad media, que son los más divertidos.
En un tramo de velocidad media tienes que recorrer cada sector a la velocidad media exacta marcada en el road-book. Cada sector puede tener cientos o miles de metros, y habrá que cubrirlo exactamente en el tiempo estipulado ya que penaliza tanto llegar pronto como llegar tarde: cada 2 segundos de diferencia, medio punto. Ahí es donde se marcan las diferencias entre los que van a ganar y los que van a terminar, conservando más el coche.
La primera crono está fijada a velocidades muy altas para la dificultad del tramo, así que los que no queremos romper vamos mucho más despacio por miedo a una avería. Los veteranos que ya saben lo que aguanta su Panda van a fuego sin contemplaciones para cumplir la velocidad de cada tramo. Al cabo de más de media hora de cronometrada sabemos que nos hemos desviado varios minutos, pero nuestro objetivo es llegar a la meta así que lo damos por bueno.
Tras el subidón de adrenalina de la crono, continuamos por pistas un buen tramo. La etapa es larguísima y muy difícil para ser la primera, pero logramos no perdernos en ningún momento mientras vamos disfrutando de los primeros paisajes pedregosos y de las primeras llanuras, todavía con bastante vegetación verde a los lados.
El paisaje va cambiando a medida que nos adentramos en el interior del país y el mar va quedando lejos, pero en este primer día nos sorprende más la idiosincrasia de Marruecos, así como su extrema pobreza. Cuando las aceras están desconchadas y sucias sabes que estás en un país pobre, pero cuando no hay aceras y los niños piden comida y zapatos, la cosa está bastante peor que mal. No todo Marruecos es así, de hecho hay zonas ricas, pero el interior desértico más próximo a Argelia es realmente miserable.
El campamento y la clasificación
A la llegada a Tissaf, nos espera un campamento en medio de una llanura pedregosa con fondo de montañas nevadas. Increíble.
Tendremos que repostar en el camión cisterna de la propia organización, soplar los filtros y el radiador para quitar el polvo en el camión-taller, montar la tienda, inflar el colchón, darnos una ducha y pegarnos un homenaje de cena a base de pasta, arroz y carne bien regados con deliciosa agua mineral envasada.
Queda atrás el primer día. La clasificación se publica a última hora de la noche y comprobamos que estamos en un modesto puesto 182 sobre 300 coches que, incluso siendo primerizos, nos sabe a poco. A partir de aquí nos planteamos intentar quedar al menos en la primera mitad de la clasificación escalando hasta el puesto 150 (como mínimo) de la general en los próximos días. Con un Panda 4×4 deberíamos ser capaces de alcanzar ese puesto fácilmente.
Nos retiramos a dormir tras 40 horas sin sueño y 9 horas de larguísima etapa. Mañana más, la aventura no ha hecho más que empezar.