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Panda Raid, Etapa 2, Tissaf - Boudnib: 296 km de paisaje lunar [#PandaRaidDM]

Hemos pasado frío y hemos dormido mal, lo que redunda en un mayor cansancio que ya empieza a acumularse

6 de marzo de 2017, segundo día de competición en el Panda Raid. Nos despertamos al amanecer, hacia las 6 de la mañana. Los que salen en el primer turno han de arrancar sus motores carburados al frío de la madrugada por lo que la banda sonora de acelerones, correas de alternador chirriantes y multitud de voces nos impide seguir durmiendo en la diminuta tienda. De noche hemos pasado frío y hemos dormido mal, lo que redunda en un mayor cansancio que ya empieza a acumularse.

Una nueva aventura entre Tissaf y Boudnib, que nos adentrará en los primeros parajes marcianos de nuestra ruta

Traer el colchón hinchable ha sido todo un acierto. El campamento se sitúa sobre un pedregal, así que casi no hay otra forma de dormir. Nuestros sacos para temperaturas de entre 5º y 10º C se han quedado cortos de abrigo esta noche y me levanto con los pies helados.

Los primeros rayos de sol ya calientan con fuerza el gélido ambiente

Los primeros rayos de sol ya calientan con fuerza el gélido ambiente y al poco tiempo ya estamos quitándonos la ropa de abrigo y preparándonos para una nueva aventura entre Tissaf y Boudnib, que nos adentrará en los primeros parajes marcianos de nuestra ruta.

Tierra, piedras y polvo, mucho polvo

Ni siquiera se nota fatiga en los amortiguadores. Todo va de maravilla

Disponemos de un máximo de 10 horas para cubrir los 296 km que separan los dos campamentos de hoy, tiempo más que suficiente si no hay problemas. Nuestro Panda está aparentemente en buena forma, ni siquiera se nota fatiga en los amortiguadores. Todo va de maravilla.

Nuestro coche ya está repleto de polvo por dentro y por fuera

Abandonamos el campamento por carretera con rumbo sur, para entrar en pistas al cabo de 56 km. Nuestro coche ya está repleto de polvo por dentro y por fuera, hemos perdido una moldura lateral y queda al descubierto un agujero en la chapa que pronto se convierte en una entrada directa de polvo al habitáculo. Es un pequeño problema con el que podríamos continuar, pero decidimos parar a taponarlo con cinta americana (el elemento más útil de nuestra caja de herramientas).

El sabor a tierra entre los dientes será parte del viaje. Más vale aceptarlo.

Tras varios intentos, conseguimos que el polvo que entra nos parezca aceptable y continuamos por pistas pedregosas otros 80 km. El sabor a tierra entre los dientes será parte del viaje y más vale aceptarlo que perder tiempo luchando contra él.

En Marruecos el polvo no es suciedad sino un componente más del aire

En Marruecos el polvo no es suciedad sino un componente más del aire, justo detrás del nitrógeno y el oxígeno. Lo mejor que puedes hacer es respirar con normalidad y seguir disfrutando, sabiendo que al final del día te espera una ducha templada pero que mientras tanto todo lo que veas o toques tendrá una pátina de polvo que es inútil intentar evitar. Adaptación al medio, podríamos llamarlo. No pasa nada.

Los niños

Los niños del polvo

Hoy es domingo y vemos muchos niños a los lados del camino que aparecen de la nada. Se acercan a los coches para conseguir comida, juguetes, o cualquier regalo que les tengamos preparado. Aunque su aspecto es bastante saludable y se ven alegres, es el polvo lo que llama de nuevo nuestra atención ya que toda su ropa y su pelo están cubiertos de polvo como una segunda piel. Está claro que para ellos no es suciedad, pero a los ojos occidentales resulta chocante. Los niños del polvo.

Es habitual que algunos participantes del Panda Raid lleven pequeños regalos como chocolatinas o balones de fútbol en sus Pandas, para regalar por el camino. Aunque la organización nos disuade de hacer este tipo de regalos durante la ruta, la verdad es que es inevitable emocionarse con la ilusión que aparece en sus ojos. Nosotros no hemos llevado nada para regalar, pero vemos cómo otros se paran y reparten balones, caramelos y todo tipo de pequeños regalos.

En fin, reflexiones desde un Panda.

En un poblado de nómadas, un niño señala sus pies descalzos pidiendo zapatos. Es quizás el único momento del viaje en el que siento pena por lo que estoy viendo, ya que el resto del tiempo y con todas sus carencias económicas la gente me parece bien alimentada, sana y no menos feliz que cualquier occidental, niños incluidos. No tienen mucho más que sus casas y sus rebaños de ovejas, pero ese es su mundo y parecen tener las necesidades básicas más o menos cubiertas. En fin, reflexiones desde un Panda.

El interior de Marruecos

El desierto tiene muchas formas diferentes

Cuanto más vamos hacia el sur, más se vacía el paisaje de habitantes. En esta etapa ya nos encontramos con parajes enormes en los que no hay nadie más a la vista o con jaimas aisladas en el medio de la nada, rodeadas de cabras y ovejas sobre un mar infinito de piedras.

Todavía no encontramos arena, pero el desierto tiene muchas formas diferentes y las clásicas dunas que todo el mundo tiene en mente no son más que una de ellas.

Un elemento nuevo que descubrimos en esta etapa es el Fesh-Fesh: un polvillo blanco finísimo que se queda suspendido en el aire por mucho tiempo al paso de los coches.

El Fesh-Fesh nubla por completo la visibilidad y resulta peligroso correr detrás de otro coche

Si no hace viento, nubla por completo la visibilidad y resulta peligroso correr detrás de otro coche. El truco está en dejar mucho espacio en medio, o circular buscando el lado por el que viene el viento. Pronto nos acostumbramos y se incorpora a nuestra conducción como un elemento más.

Llegada al campamento del Panda Raid: el taller móvil

Los participantes del Panda Raid son casi todos mecánicos

Los participantes del Panda Raid son casi todos mecánicos y es lógico, ya que las posibilidades de que tengas que hacer una reparación en plena ruta son enormes. Además, la preparación previa del coche ya exige un cierto grado técnico, con lo que ya se convierte en un filtro importante para los menos manitas. El que no es mecánico, entiende lo suficiente como para arreglar lo básico y al menos uno de cada pareja se maneja a la perfección con la caja de herramientas bajo el coche.

La escena del camión taller me recuerda a una cerda amamantando a sus cochinillos

Al llegar al campamento tras dos jornadas de esfuerzo mecánico los pandas empiezan a amontonarse alrededor del camión-taller, en una escena que me recuerda a una cerda amamantando a sus cochinillos. Lo que más sufre parecen ser los amortiguadores, pero realmente hay de todo y cada cual busca soluciones para continuar al día siguiente.

El taller de la organización cuenta con un importante suministro de piezas y un pequeño ejército de mecánicos locales a los que hay que pagar para que te echen un cable, o bien comprar las piezas y hacértelo tú mismo.

Podemos ver a gente tirada bajo sus coches hasta altas horas de la madrugada

Podemos ver a gente tirada bajo sus coches hasta altas horas de la madrugada, o incluso toda la noche intentando recomponer averías de lo más variopinto. También vemos grupos de amigos charlando tranquilamente sobre lo sucedido en la etapa y muchos deambulando entre las duchas, las tiendas y las jaimas-restaurante. El campamento es un hervidero de gente.

Las probabilidades de hacer nuevos amigos son altísimas

Al llegar al comedor, ya como veteranos de segundo día en el Panda Raid, se activa un mecanismo que consiste en sentarse en cualquiera de las mesas redondas a nuestra disposición con un buen plato lleno hasta arriba de comida, saludar a quienes ya están sentados y preguntar qué tal ha ido el día. A partir de ahí la conversación está garantizada y las probabilidades de hacer nuevos amigos son altísimas.

No es extraño que termines el día intercambiando tu teléfono con quien hace unas horas no conocías de nada

El ambiente es genial y todos estamos allí por una pasión común viviendo la misma aventura, por lo que no es extraño que termines el día intercambiando tu teléfono con quien hace unas horas no conocías de nada. En mi caso he prometido fotos a varios compañeros, que voy enviando a medida que voy escribiendo las diferentes etapas. Espero no olvidarme de nadie.

La crono de hoy ha sido corta, así que no se marcan grandes diferencias. A nosotros nos ha servido para alcanzar el puesto 155 de la general, a un paso del ecuador que nos hemos propuesto.

Ha sido un buen día, de nuevo sin averías de importancia, así que mañana más y mejor.







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David García Artés

David comenzó a trabajar en Diariomotor en junio de 2011, escribiendo artículos casi como hobbie, en lugar de ver la televisión después del trabajo. Poco a poco fue ganando responsabilidades, primero como coordinador editorial en Tecmovia, más tarde como probador (nunca ha dejado de serlo) y finalmente como Director General desde julio de 2020. Es economista (1998) e ingeniero (2011) de formación. Seguir leyendo...

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