En solamente cinco años, el precio de los coches eléctricos será comparable al de los coches tradicionales de combustión interna. Esta afirmación no es una estimación hecha a la ligera por parte del equipo editorial de Diariomotor, es una estimación emitida por Richard Parry-Jones. El británico fue el artífice del primer Ford Focus, y fue ingeniero jefe tanto en Ford of Europe, como en Mazda. Ahora se dedica a la consultoría de ingeniería, y tiene tanto buenas, como malas noticias para todos. Para los fans de los coches eléctricos, y para los petrolheads.
Por desgracia, no vivimos en un mundo de piruleta. No vivimos en un mundo donde las cosas son sencillas y las transiciones entre medios de propulsión automovilística son ordenadas y carentes de drama. En un un mundo perfecto, el aumento de la demanda de coches eléctricos y su perfeccionamiento técnico resultarían en una reducción de su coste de producción y precio, convirtiéndose de forma natural en la mejor alternativa al coche de siempre. La realidad es que la tercera década del siglo no será tan fácil: se nos presenta repleta de retos.
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Para la industria del automóvil será una década clave. No solo en términos de fusiones, empleo y rentabilidad, si no en términos de pura y dura supervivencia. La transición a un modelo de movilidad radicalmente diferente al actual encumbrará a algunos jugadores, y dejará por el camino a otros. Los coches eléctricos convivirán en un futuro con los coches alimentados por hidrógeno y los híbridos enchufables, mientras unos pocos coches térmicos sobrevivirán en aplicaciones muy específicas – tanto laborales como puramente lúdicas.
Entonces, ¿cuándo bajará el precio de los coches eléctricos lo suficiente para que su coste sea comparable al de los coches térmicos? En opinión del británico, la tecnología de los coches eléctricos siempre será más cara que la de los coches de combustión interna actuales. Sin perjuicio de avances tecnológicos que reducirán su coste en años venideros – las baterías de estado sólido, sin ir más lejos – la paridad de precios con respecto a la combustión interna se alcanzaría en torno al año 2026. Pero no será por el motivo que piensas.
Se alcanzará una paridad porque el coste de los coches de combustión interna se incrementará de forma considerable. El motivo es que la normativa Euro 7 y las normativas europeas de emisiones medias de flota elevarán el precio de los coches tradicionales. Las marcas de coches llevan años avisando, mientras poco a poco, los coches más baratos van desapareciendo del mercado. Este proceso se acelerará durante los próximos años, y para 2030, no es en absoluto descabellado pensar en que los coches más vendidos serán los híbridos enchufables y eléctricos.
Esta problemática tiene muchas derivadas, como por ejemplo, que la demanda de vehículos tradicionales y eléctricos diferirá de forma considerable entre zonas rurales y zonas urbanas. En las zonas urbanas los coches convencionales estarán gravados con mayor fuerza, además de sufrir restricciones a la circulación. En España esto ya es prácticamente una realidad: a partir del año 2023 todos los municipios en territorio nacional con más de 50.000 habitantes tendrán que tener una zona de bajas emisiones – vetada a los coches térmicos más antiguos.
Por último, tampoco conviene olvidar que el futuro depara cambios radicales en el origen de los costes de producción de los coches. Algo tan sencillo como el mix energético del país donde se fabrican las celdas de las baterías puede hacer variar de forma muy considerable el precio de un coche, y variar de forma sustancial las estrategias de producción de las marcas de coches. En definitiva, será una década muy movida. Tranquilos, estaremos aquí para acompañaros en este sendero tan movido y tortuoso.
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Fuente: Autocar