Los coches tanto de gas natural GNC como de gas licuado GLP son todavía una alternativa poco popular en nuestro país, aunque cada vez más recurrente para los que buscan una solución algo más limpia medioambientalmente y con menor coste por kilómetro incluso que un diésel. Uno de sus principales atractivos es que tienen derecho a la etiqueta ECO de la DGT, con las ventajas que conlleva en cada vez más ciudades, y uno de sus mayores inconvenientes es la escasa red de recarga -especialmente para los de gas natural-. El hecho de ser una tecnología relativamente joven (aunque de crecimiento exponencial en los últimos años) hace que atesore aún ciertos enigmas como, por ejemplo, qué hay de diferente en la ITV de un coche de GNC o GLP.
ITV en coches GNC y GLP: los depósitos de gas marcan la diferencia
Como es lógico, los coches alimentados por gas natural GNC o gas licuado GLP están sometidos a las mismas pruebas de carácter general que el resto de turismos. Una inspección del sistema de frenos, dirección, alumbrado… En definitiva, de todos los sistemas que tienen en común (que son mayoría) con los coches de gasolina. Sin embargo, tanto los coches de GLP como GNC tienen unos depósitos adicionales para almacenar el gas, además del tanque de gasolina, y es esto lo que marca la diferencia.
Según el Manual de procedimiento de inspección en su versión más reciente, se establece que en los coches alimentados con GLP y GNC hay que llevar a cabo una inspección visual para comprobar, entre otras cosas, si el depósito de gas presenta oxidación, corrosión o grietas; la fijación del depósito; y que la vida de este no supere los 20 años desde la fecha de su fabricación. También hay que comprobar que el sistema es estanco y no hay fugas en ningún punto y, en el caso de los coches de GNC, se comprobará la existencia y vigencia del informe de inspección de las botellas según la norma UNE 26525.
Esto significa que, en los coches alimentados con gas natural comprimido, la ITV debe comprobar que sus depósitos se han inspeccionado, al menos, cada 48 meses desde la fecha de matriculación del vehículo o desde la puesta en servicio del sistema (por ejemplo, si se han cambiado las botellas tras un accidente). Dicho de otra manera: cada cuatro años es necesario un informe que certifique la estanqueidad de los depósitos y el correcto funcionamiento de todo el circuito. Si nuestro vehículo no dispone de dicho informe, o este no se encuentra en vigor, se considerará defecto grave. Aunque está previsto que sean las propias ITV quienes certifiquen esto, la realidad es que de momento no están preparadas para ello.
Por su parte, los tanques de gas licuado en los coches de GLP deben inspeccionarse por un servicio técnico de homologación, al menos, a los 10 años desde la fabricación de dicho depósito. Esta diferencia en los periodos de inspección se explica fundamentalmente por el hecho de que el GLP se almacena a una presión muy inferior al GNC, y por tanto los depósitos están sometidos a menos estrés.
¿Cuánto cuesta la ITV de un coche GNC o GLP?
Los coches tanto GLP como GNC se consideran (porque lo son) bifuel, por lo que en la ITV se aplican las tarifas correspondientes a coches de gasolina. Los precios dependen de cada Comunidad Autónoma, pero suele rondar los 40 euros para los gasolina.
La diferencia llega por otro lado, pues el certificado de estanqueidad que hemos mencionado anteriormente, y que debe presentarse de forma obligatoria, tiene un precio que oscila entre los 70 y los 100 euros. Una cantidad que en el caso de los coches de GNC hay que sumar cada cuatro años a la tarifa de la ITV.
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