¿Cuánto estarías dispuesto a pagar por el coche más pequeño del mundo y con casi 60 años a sus espaldas? Pues el nuevo afortunado poseedor de una de las menos de 30 unidades que quedan del Peel P50 ha desembolsado 111.000 libras en una subasta celebrada en Reino Unido, lo que al cambio viene siendo unos 132.000 €, es decir, más de lo que cuesta un BMW M4.
Sin embargo, aunque parezca una locura, lo cierto es que se trata de toda una ganga, pues hace seis años se subastó otra unidad que alcanzó los 176.000 dólares (unos 160.000 €). Además, nuestra unidad es un poco especial al tratarse de un modelo de preserie que cuenta con un ajuste más bajo del parabrisas, equipa intermitentes Lucas y no dispone de barra antivuelco trasera, por lo que quizá sea el Peel P50 más antiguo en circulación, tratándose también del ejemplar utilizado en una campaña publicitaria de 1963 en la Torre Blackpool.
Con 1,37 metros y casi 60 kg: el coche más pequeño del mundo
Pero como decíamos al principio, lo que verdaderamente hace especial al Peel P50 es el hecho de ser el coche más pequeño del mundo. Surgió como un proyecto de una empresa afincada en la Isla de Man llamada Peel Engineering Company que quería construir un pequeño coche como solución para la movilidad urbana, algo así como el patinete eléctrico de nuestra época. De hecho, se anunciaba que tenía capacidad para una persona y una bolsa de la compra en sus 1,37 metros de longitud y casi 60 kg de peso.
Como tal, debía de ser un producto económico y ligero, de ahí la austeridad que lo rodea y se refleja en un asiento que parece una silla de playa, el uso de un solo faro delantero o la ausencia de marcha atrás – tampoco la necesita dado que su pequeño radio de giro le permite girar prácticamente sobre su propio eje- que obliga al conductor a salir fuera, levantar el Peel P50 de una asa situada en la parte posterior y girarlo, aunque sí que dispone de una caja de cambios con tres velocidades hacia delante.
En cuanto al apartado técnico, equipa un motor de 49 cc de cilindrada fabricado por DKW que desarrolla 4,5 CV transmitidos directamente a la rueda trasera, suficiente para superar los 60 km/h de velocidad máxima y lograr un consumo de poco más de 2 l/100 km.
Se estima que entre 1962 y 1966 se fabricaron unas 47 unidades que fueron vendidas por unas 300 libras (357 €), que teniendo en cuenta la inflación sería el equivalente actual a aproximadamente 6.500 €, no conservándose a día de hoy más de 26 unidades.
